Ayer aprendí algo muy importante. Esto de la crianza es algo duro y hay momentos en los cuales no sabes que hacer, porque es algo que vas aprendiendo en el camino. Por eso, se cometen errores, una y otra vez. Muchas personas tratan de darte consejos, de sugerirte que hacer, la mayoría de veces con muy buenas intenciones. Pero todos tenemos diferentes puntos de vista en la vida, diferentes prioridades, sueños, metas y formas de ser. Por lo tanto lo que realmente vale es lo que te diga tu corazón. Hay que aprender a escuchar tu corazón de mamá, ese instinto que te guiará y te ayudará a tomar las mejores decisiones. Cuando necesites un consejo, buscalo en expertos, que piensen parecido a ti, pero deja de escuchar el ruido de la sociedad que quiere decirte que hacer en todo momento. Sigue el camino de tu corazón, si lo haces con amor, lo harás de la mejor manera. Ayer aprendí después de algunas (bastantes) lágrimas, que no voy a volver a escuchar lo que otros opinen de mis hijos, sino que voy a escuchar con más atención lo que me dice mi corazón. Todos los niños viven diferentes procesos, porque todos son diferentes, y eso no quiere decir que sea anormal. Simplemente son diferentes. De ahora en adelante a palabras necias oidos sordos y lo que me digan me entrará por un oído y me saldrá por el otro.