Aunque quisieramos muchas veces que nuestros hijos no se movieran de nuestro lado, es claro que a lo largo de su vida, su crecimiento y su formación tendrán que cruzarse con muchas personas, muchas de las cuales nos ayudarán a enseñarles, a formarlos y a que sean mejores personas. Es un motivo de mucho análisis, reflexión, y hasta discusión, decidir quienes serán esos aliados, y con esto me refiero a las personas, centros educativos, clases extracurriculares, médicos, asesores en educación, etc, que van a acompañarnos durante el proceso de crecimiento de nuestros hijos. En este proceso, que mucha veces está influenciado por recomendaciones de personas conocidas, familiares, amigos, y muchas veces es ensayo y error, vamos aprendiendo a elegir quienes nos acompañan y quienes no.
Una de las cosas que me ha impactado en mi labor de mamá, es el profundo agradecimiento y cariño que se toma a las personas que nos dan su atención y amor en este proceso. No hay nadie más importante en la familia cuando el bebe nace y durante sus primeros meses, que el (o la) pediatra, que creo que su labor muchas veces más que aliviar al hijo, es tranquilizar a la mamá, sobre todo esos primeros meses de tanto aprendizaje (lease primiparada). A su lado, otro tipo de médicos, según la necesidad de cada niño (en mi caso tengo una otorrinolaringologa que amo).
Luego llegan los maestros, que vienen de la mano de las instituciones educativas que elegimos. Y esto es muy delicado, pues en este tema muchas veces, otros se quieren meter, pero la elección debe ser 100% de los papás. O sea, lo que los papás quieran para su hijo, y que tengan los valores y las características que queremos que aprendan nuestros hijos. Dentro de estos maestros, resalto el amor. Y pienso que una combinación de amor y conocimiento (o preparación), hace que sean perfectos y que los amemos. Y cuando dejamos nuestro hijo pequeño en una guardería, solo por primera vez en la vida y es recibido con amor, con atención, enseñandole a ser independiente pero paso a paso, no hay mayor tranquilidad. Cuando vemos que se quedan felices, que estan casi en mejores manos que en las nuestras, no hay cómo pagarlo. Por eso es dificil a veces aguantarse las ganas de abrazar y besar a la profesora. En este sentido también me siento muy afortunada. He tenido profesoras maravillosas durante este camino.
En otro nivel, están también los asesores en educación, los cuales nos aconsejan en situaciones especiales, leemos sus libros o artículos o nos ayudan en algunos momentos de duda. También es importante saber elegir a quien escuchar, alguien que se sintonice con tus ideas, con tu corazón y con lo que quieres para tus hijos. Todos no son para todos, pues todos no somos iguales. Es importante saber a quien escuchar y a quien ignorar.
Aprovechando el día del maestro que fue la semana pasada quiero aprovechar para rendir un homenaje y expresar mi gran gran gratitud y a las doctoras que me han acompañado en este proceso (que apenas comienza), pues han sido mis maestras, a las profesoras de mis hijos porque siento su amor en cada paso que damos juntos y gracias a el, mis niños han logrado caminar tranquilos, aprender, superar obstaculos y crecer. Y también a las expertas que me han ayudado a tomar las decisiones correctas, aun me equivoco mucho pero voy en este mismo camino de aprender a ser una buena mamá y de formar a mis hijos para ser buenos ciudadanos y para hacer felices a quienes esten a su alrededor.