Me encantaba cuando mis hijos estaban muy pequeños y toda la información que recibían estaba filtrada por mí. Veíamos Doki, Mickey Mouse o Winnie Pooh, y jugábamos a armar trenes, a dibujar o a hacer rompecabezas. Pero esa dicha no dura mucho. Los niños entraron a la guardería y al colegio y empezaron a recibir información de muchas fuentes, sus profesoras, sus amigos y su mente empezó a llenarse de otro tipo de cosas que no pasan por el filtro o el criterio que yo quería. En el colegio empezó a llegar nueva información de personajes y experiencias que no eran tan puros o inocentes como los que yo les enseñaba, y dentro de eso, comenzaron los juegos de luchas y batallas….
Cuando se tiene niños hombres llegas a ese inevitable momento en que las armas llegarán a sus vidas. A no ser que quieras aislarlos del todo de la sociedad y llevarlos a vivir a un monte sin contacto con la civilización, tarde o temprano terminarán enterándose de que los personajes que ellos admiran, luchan, pelean y hasta matan. Esto para muchas mamás es un choque porque tus pequeños ( o sea, los que eran bebés hace ocho días), están hablando de unos temas horribles, de peleas, de herir, y eso suena aterrador. Pero tratar de evitarlo de una manera extrema y radical, creo que los llevaría a un deseo reprimido de hacerlo.
Siempre dije, no le voy a comprar armas a mis hijos y he cumplido la palabra. Pero me di cuenta de que sus amigos tenían pistolas de juguete y ellos eran felices jugando con ellas, y que en la casa, los juegos de lego se convertían en construcción de armas, o sea, si no se las doy, ellos las hacen o con lego o con cualquier cosa que encuentren. Entonces decidí ser más flexible y permitir que les regalaran unas pistolas Nerf. Para ellos fue maravilloso y han podido jugar con sus armas. Les encanta, y para jugar con ellas tienen unas reglas, como no apuntar o dispararle al otro directamente y ciertos momentos de juego (que no sea todo el tiempo), muchas veces los juegos son más de tiro al blanco o juegan sin balas, solo actuando.
Muchas personas cercanas, sobre todo las mayores, como tíos abuelos o bisabuelos han criticado que mis hijos usen armas (porque además algunas veces las llevan a reuniones familiares). Abren los ojos como si el juguete fuera una metralleta de verdad y se aterrorizan de que mis hijos parezcan guerrilleros jugando con ellas, eso algunas veces me molesta. En cambio, los primos grandes son felices jugando con ellos. Creo que el ser hombre viene con un chip de gusto bélico que no se quita con la edad y pienso (y espero) que dejar que mis hijos quemen la etapa simplemente hará que en el futuro no sea su objeto de deseo.
Nos han pasado accidentes y en un par de ocasiones mi hijo mayor ha recibido balazo en el ojo. Afortunadamente las balas son de caucho y solo ha sido una irritación, nada grave.
Pienso que con los hijos algunas veces hay que ceder. Viven en una sociedad que tristemente acepta las armas y que además estas hacen parte de los juguetes más atractivos. Creo que dejarlos usarlas es una oportunidad de que aprendan a orientar su uso por un lado que no sea tan violento (en la medida de lo posible) y a quemar una etapa que puede ser parte de su desarrollo.
Parece normal dependiendo de la sociedad que te haz creado.
Yo dejo que juegue con explicación , y haciendo énfasis que la violencia es mala, permitiendo ciertos videos juegos y sin comprar ni un arma de nuestra parte