Llegó el momento de pensar en mi

Cuando uno tiene hijos se olvida de uno. Es como una abalancha de tareas, todo el tiempo tu bebé te necesita, hay que alimentarlo, cambiarlo, ayudarle a dormir, se despierta cada tres horas, llora y uno no entiende que será lo que le pasa, viene gente a visitarte, y entre el bebé, las visitas, la nueva rutina que llegó sin uno estar preparado (por muchos cursos prenatales que uno haga, no se imagina todo lo que será sino hasta vivirlo), uno se olvida de uno. Y como la vida sigue así, el bebé con sus necesidades, el trasnocho, el cansancio, la adaptación a esa nueva dinámica familiar, etc, uno se acostumbra y cree que la vida ya es así. Me acuerdo la angustia que me daba al pensar que había perdido mi vida para siempre. Afortunadamente tuve amigas que me decían que eso no iba a ser así siempre. No podía sentarme a comer tranquila, bañarme, o arreglarme sin que hubiera alguna interrupción, y ni se diga de otras cosas de «lujo» como por ejemplo ir a la peluquería, estar con las amigas o hacer una siesta. Porque con un bebé pequeño, hasta ir al mercado se vuelve un momento añorado y casi imposible.
La vida sigue y aunque realmente uno poco a poco vuelve a recuperar un poco de tiempo y vuelve a tener unos ratos para uno (nunca como antes), uno se acostumbra (y ellos también) a que está alerta para atender las necesidades del pequeño.  Un hijo llora, grita, llama y las mamás por lo general brincamos como con un resorte y salimos rápidamente a mirar que fue lo que pasó y cómo podemos solucionar lo que nuestro hijito necesita. Los niños van creciendo y eso sigue igual. Ellos saben que la mamá interrumpe lo que sea para acudir a su llamado, así sea para que les alcance un juguete o a algo que no es grave ni urgente, dejando el plato frío en la mesa o interrumpiendo cualquier actividad que hacía. También con las necesidades o gustos, dejamos de comprarnos ropa por comprarles a ellos, les damos el postre y no comemos, o nos comemos el sobrado o el helado derretido, siempre las necesidades de la mamá después de las de ellos. Uno se acostumbra, no se da cuenta y ya está metido en eso hasta el cuello.
En los últimos meses me he dado cuenta de que en esta casa y en mi vida eso se tiene que ir acabando y me acordé de esos años en que no tenía que interrumpir nada, que podía hacer lo que quisiera tranquila, y me acordé que la persona más importante de mi vida soy yo, no ellos.

la-persona-mas-importante
Mis hijos ya tienen 5 y 7 años y ya no necesitan que yo corra como una loca si me llaman, ya hacen casi todo por si mismos y lo que no, muy bueno que vayan aprendiendo. Pienso, sin mucha bibliografía, que lo que ellos necesitan en este momento es ser independientes, aprender a valerse por ellos mismos en la vida, y entender que en algún momento todo dependerá solo de ellos. Además es el momento de que entiendan y valoren que su mamá no es su esclava, que estoy para ellos pero la respuesta no tiene que ser inmediata, y que el tiempo de la mamá también es muy valioso porque ella es una persona muy valiosa, por lo tanto hay que respetarlo.
Por eso he ido empezando a implementar acciones, que han ayudado por los dos lados, a que ellos sean más independientes, resuelvan sus cosas solos y a que yo pueda darme el tiempo y el espacio que había perdido al entregarlo (con mucho amor y no me arrepiento) a mis bebés.
Algunas acciones son:

  • Me siento a comer y también deben esperar a que termine para ayudarles a resolver algo.
  • Muchas veces que me necesitan les digo que esperen que estoy haciendo algo.
  • Me veo más con amigas, voy a conferencias o a espacios que me interesan, sin remordimiento de dejarlos y con la certeza de que ellos pueden estar bien y tranquilos sin mi.
  • Me quedo en la cama el domingo en la mañana un rato haciendo pereza, les digo que no me voy a levantar hasta tal hora, si tienen hambre que se coman algo (por ejemplo una galleta) mientras me levanto a hacer el desayuno.
  • Hago ejercicio y les muestro que es importante para mi ese tiempo mio.
  • Les hago entender que la mamá necesita estar con el papá y que ellos ahí no están invitados (por ejemplo cuando salimos o vemos tv o algun rato juntos)
  • Elijo momentos para estar con ellos pero también otros momentos para estar sola y les hago entender que también hay momentos en que quiero estar sola.
  • Pido mi propio postre y no me como lo que ellos dejan, a veces cuando me piden no les doy todo lo que quisieran sino que les muestro que yo también lo puedo disfrutar.

Con todo esto, además de recuperar mi tiempo y reencontrarme conmigo, lo cual me hace sentir muy feliz, me doy cuenta de que ayudo a que mis hijos me valoren más y desarrollen autonomía, confianza y seguridad en ellos mismos. Les enseño a valorarse así como yo me valoro y creo que también los preparo para relaciones futuras, entendiendo con el ejemplo, que el espacio personal es importante y necesario.

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