Recuerdo cuando era pequeña, que a la primera finca que me dejaron ir fue a la de Carolina. Carolina ha sido mi amiga desde que éramos muy pequeñas, me acuerdo que en su finca desayunamos buñuelos y montamos a caballo. Caro tiene una familia hermosa, su mamá Olga era la mamá que más bonito escribía del salón, siempre admiré su letra en las notas que mandaba al colegio y tan linda como su letra era ella de querida y dulce. Fuimos muy amigas en el colegio y de 15’s nos mandaron juntas a una excursión. Pasamos delicioso y ella sale en casi todas mis fotos. Hubo algunos momentos de la adolescencia que nos distanciamos pero creo que en el fondo de mi corazón ella siempre estuvo ahí en primera fila.
Dentro de mis amigas más cercanas creo que yo fui la primera que tuvo hijos. Cuando Emilio mi hijo mayor estaba todavía muy bebé, recuerdo que un día Carolina me llamó muy angustiada, acababa de darse cuenta que estaba en embarazo, ella no lo estaba buscando, acababa de empezar un doctorado que duraba por lo menos 5 años, con una deuda gigante y un compromiso de tiempo más grande aún. No había mencionado que Caro se casó con su novio de toda la vida, que fueron novios desde lo 14 años y hacen una pareja hermosa. A pesar del susto del embarazo, la maternidad no es un inconveniente sino una bendición y Caro es una de las amigas más sensatas que tengo y supo llevar muy bien su embarazo y luego su maternidad.
Amalia nació a finales de agosto cuando mi hijo Emilio no había cumplido ni un año. Me acuerdo que fui a la clínica a cortarle las uñas y acompañé lo que pude a Caro mientras Amalia era pequeña, nos unimos mucho, pues eramos las únicas con hijos. Cuando Amalia tenía como 1 año o dos, Caro tuvo que viajar a Estados Unidos como parte del compromiso que había adquirido con el doctorado, tenía que irse sola, sin Amalia. Cuando pienso en eso, aún hoy después de 5 años me dan ganas de llorar, al recordar el dolor que tuvo que enfrentar de dejar a su bebé, que quedaba en las mejores manos y la estuvo visitando constantemente, pero no estar en el día a día de Amalia fue algo muy duro para ella. A pesar de todo, Carolina mostró su fortaleza y convicción de que estaba haciendo lo mejor para ella y su familia aunque implicara este sacrificio. Caro terminó su doctorado el año pasado, lo celebró con su esposo y sus hijos Amalia y Agustín, después de más o menos 6 años de constante trabajo, investigación y esfuerzo. Obtuvo muchos reconocimientos en su tesis de doctorado, obtuvo la mención Magna Cum Laude y hasta salió en el periódico. Pero para mí, este gran esfuerzo, este logro, este reconocimiento no es nada comparado a lo que ha vivido Caro con Amalia.
Amalia fue diagnosticada con diabetes tipo 1 cuando tenía 4 años. Recuerdo que Carolina nos dijo un día en el chat que Amalia estaba muy rara, algunos síntomas extraños y a los dos días la tenía hospitalizada pues habían encontrado que tenía diabetes. Ella estuvo encerrada en la clínica varios días, no quiso hablar con nadie, digiriendo esta noticia y enfrentando una avalancha de cosas que iban a cambiarle la vida. Como sucede con todo este tipo de noticias duras, enfrentó un proceso que enfrentan muchas mamás en el mundo, el de tener un hijo con una condición que no quisiéramos y ponerle el pecho a la vida para seguir tratando de que todo sea lo más feliz y posible para ellos. No alcanzo a imaginar el dolor que puede haber en el corazón de una mamá que enfrenta cualquier diagnóstico dificil, y más duro me da pensar que mi amiga tuvo que pasar por esto. Pero como todo lo duro es una oportunidad de crecer, de aprender y de valorar, Carolina le puso la cara, aprendió a manejarlo y ahora Amalia es una niña completamente feliz y con una vida muy normal.
Amalia es fanática del fútbol y no es como la mayoría de las niñas de su edad. Su diabetes le ha dado mucha madurez y la ha hecho crecer de manera increíble. Maneja muy bien el tema de los carbohidratos y ya es casi autónoma con su bomba de insulina que le controla que no vaya a tener picos de azúcar en la sangre sin que puedan darse cuenta. Yo no entiendo mucho del tema pero lo poco que sé lo he aprendido por Caro. Ella ha pasado por esta etapa dura y ya lo vive con mucha más tranquilidad, viviendo cada día las diferentes situaciones que pasan con Ama, en su vida escolar, en la lucha con la EPS y lo más hermoso, ayudando y acompañando a otras familias que llegan a esta situación y enfrentan este proceso. Carolina cancela compromisos y deja todo tirado por irse a acompañar a una mamá que su hijo ha sido recién diagnosticado y vive pendiente de apoyar otras mamás con menos conocimiento o que apenas la situación las toma por sorpresa. Amalia ahora también sigue sus pasos, pues con una mamá así no se puede ser más linda y especial, porque al verla a ella tranquila y segura, a pesar de las adversidades, la niña sabe que su vida será feliz y normal. Yo a Carolina la admiro profundamente y la quiero con todo mi corazón. Este post es un homenaje a sufuerza, coraje y valentía con la que vive cada día, que se convierte en una inspiración para todos los que estamos a su alrededor.
Yo no tengo diabetes, pero si me quiero encontrar contigo! Qué hermosa y que valiente!