Una de las cosas que más me ha sorprendido y me sorprende cada día de ser mamá, es la capacidad que tenemos para ver a nuestros hijos hermosos. Es como si a uno le anularan un área del cerebro donde ve todo de manera objetiva, con los hijos se bloquea esa zona y todo el amor que les tenemos mete un filtro que hace que siempre los veamos lindos.
Recuerdo cuando llevaba a mis hijos a clases más pequeños y me quedaba sentada observándolos. Yo los miraba y luego miraba a los demás niños del salón y siempre me parecía que el hijo mío era el más lindo de todos (en serio). Luego veía a las demás mamás igual de derretidas que yo (porque es que si uno los ve lindos siempre, cuando están pequeños los ve más), y pensaba: Ellas también deben creer que el de ellas es el más hermoso. Un día no me aguanté y les dije a esas 5 o 6 mamás: «Cierto que ustedes creen que el de ustedes es el más lindo de todos?», y adivinen que me dijeron: «Siiiii» (Yo lo sospechaba desde un principio).
He oído muchas historias de que las mamás sufrimos cambios definitivos en el cerebro, en muchos aspectos, como por ejemplo la memoria, que de ella escribí en mi post anterior, uno de esos cambios mágicos es verlos siempre hermosos. Es increíble el poder del amor. Mi hijo Emilio tiene dos dientes gigantes, parece una ardilla de las de Chip y Dale, y eso que ya ha mejorado un poco, pero es su momento más ardillezco yo lo veía divino con esos dientotes, y así cada uno con sus características, peludo, orejón, flaco, gordo, lo que sea, no importa, los veo siempre hermosos. Cuando se ponen bravos, cuando lloran, cuando hacen cara de fo, hasta cuando están groseros, siempre los veo y me derrito.
No a todas les pasa, tengo una amiga que reconoce que sus hijos no han sido lindos siempre y seguramente habrá muchas que tienen el cerebro menos afectado que yo, pero conozco muchas otras que sin pena, en cualquier sitio público le dicen a uno: No son divinos? (refiriendose a sus hijos), yo la verdad no los veo tan bonitos (como los mios), pero esa mamá si. Si ven, es como un daño cerebral.
Los hijos crecen y dejan de ser tan tiernos y gorditos como eran antes, se estiran, les salen dientes grandes, luego les empieza a crecer todo y por lo menos hasta ahora yo los sigo viendo divinos. No se si el daño me quedó en el cerebro o de verdad es que son tan lindos, lo único que tengo seguro es que me siento feliz y agradecida de tener unos niños tan preciosos, si son lindos o feos no me importa, yo los veo divinos y creo que los seguiré viendo así, de todos modos para corroborar le preguntaré a mi esposo, o a mi mamá…. Jaaaaa!!!