En mi país, en muchos hogares existe una persona que ayuda con las labores de aseo, orden y alimentación. Comúnmente se le llama empleada doméstica, pero más que una empleada termina siendo un miembro más de la familia, pues convive permanentemente con todos, vive bajo el mismo techo y termina involucrándose totalmente en la vida familiar. En mi casa no hay empleada doméstica. Muchos piensan que es imposible vivir sin ella. Pero no.
Durante los últimos 10 años tuve a alguien que nos ayudaba en la casa. Esa persona en realidad fueron muchas mujeres que nos acompañaron colaborando con el aseo y el orden del hogar, unas con buenas experiencias y otras con no tan buenas.
En mi país es común esta figura de ayuda. En muchos casos esa persona duerme en la casa y es un apoyo desde que te levantas hasta que te acuestas. Yo crecí con una empleada permanente que nos ayudaba y la mayoría de las personas que me rodean también. Eso quita una carga inmensa a la cabeza de la casa y ahora que las mujeres estamos muy metidas en el mundo laboral y que compartimos con los esposos la responsabilidad económica, se hace casi indispensable que alguien más participe desarrollando las labores domésticas.
La persona que ayuda en la casa se encarga sobre todo del aseo, la ropa, la comida y muchas veces tienen algunas labores un poco más exigentes, por ejemplo controlar el inventario de alimentos, jabones, etc, pedir a domicilio lo que se acaba (o hasta ir a mercar), planear menús y cuidar a los hijos. Realmente es una gran ayuda tener a alguien que te apoye en todo eso sobre todo cuando las mujeres tenemos un sinnúmero de actividades adicionales, trabajo, vida propia, acompañar a los niños, etc.
El año pasado, vivimos una experiencia desafortunada pues la persona que trabajaba con nosotros cometió algunas acciones indelicadas y por esta razón tomamos la decisión de no continuar con ella. A partir de esa situación, decidimos estar un tiempo sin ayuda pues las circunstancias del momento así lo pedían. Ese tiempo se fue prologando y resultó que nos gustó vivir así.
Coger las riendas absolutas del hogar no fue fácil, pues la dinámica familiar tenía que continuar. Yo tengo un trabajo (en realidad varios), mi esposo también y mis hijos tienen que ir todos los días al colegio y nada de eso cambiaría. Empezamos a ajustarnos a esta situación y descubrimos que tenía una cantidad de ventajas que antes no habíamos visto.
En otros países, es más, creo que en la mayoría de países no existe la figura de una persona permanente que ayude en la casa. Y todas las familias viven perfectamente así, simplemente cada uno se adapta a la situación que tiene. Esto me llevó a pensar que nosotros también podíamos. Claro que implicaba un sacrificio mayor y perder un poco la comodidad con la que vivíamos, pero también salir de la zona de confort es bueno.
Vivir sin empleada doméstica ha hecho que podamos ser más conscientes de las cosas que tenemos en el hogar. Ahora me doy cuenta cuanto dura todo, y sorpresivamente todo nos dura mucho más. Nadie cuida mejor las cosas que uno mismo, pocos preparan con más amor y cuidado un alimento, que la mamá (especialmente si le gusta cocinar), ya sé cuando una media no tiene pareja, cuando la lonchera regresó la mitad y conozco muy bien el inventario de las cosas de la casa. Asumir la responsabilidad y la carga de tantas labores como: lavar y doblar la ropa, hacer el mercado, preparar los alimentos, lavar los platos, barrer y trapear, limpiar, tender las camas, recoger el desorden, ordenar cajones, etc, no es posible si no cuentas con apoyo. Mi esposo es excelente en todo lo que tiene que ver con labores domésticas (diría que mejor que yo) y entre los dos hacemos todo, el no me ayuda, en realidad es una labor de ambos.
A los niños también les ha tocado participar. Esto me alegra bastante pues se que hacerse responsables de sus espacios y de sus cosas los forma para la vida. En nuestra casa ellos organizan sus cosas pues no hay otra opción. También han aprendido a atenderse solos, ya no piden un vaso de agua sino que van y se lo sirven.
Para mi ha sido pesado y reconozco que hay días en que quiero llorar (a veces no me aguanto las ganas). Pero cuando lo pienso con calma vuelvo y veo las ventajas de adoptar este estilo de vida:
- Total intimidad en el hogar, somos solo nosotros.
- Control y consciencia absoluta de lo que tienes: aseo, alimentos, objetos, ropa.
- Participación obligada de todos, así nos encontramos en la cocina para cocinar y creamos nuevos espacios para compartir en familia.
- Formación de los hijos, pues ven el ejemplo y además deben hacerse responsables de sus cosas. Cada uno tiene labores que debe hacer y se hacen conscientes de que su participación y ayuda es importante
- Aprender a volverse práctico.
- El ahorro en dinero es significativo.
- Pocos momentos para procrastinar (siempre hay mucho por hacer, jaja!)
- Tranquilidad absoluta. Desafortunadamente las experiencias pasadas me hicieron desconfiar de las personas que te ayudan. Así siempre estoy tranquila.
- He aprendido a encontrar ayuda en terceros. Por ejemplo, la ropa para planchar… encontré un servicio de planchado a domicilio que me ha funcionado de maravilla.
Aunque hay cosas buenas también hay momentos que se hacen más complicados:
- Tengo que estar siempre con los niños (no pueden quedarse solos), lo que hace que el tiempo para mis actividades solo sea más limitado o me toque pedir ayuda.
- Hay veces que estoy con tantas cosas laborales o personales que todo se acumula, se acaba el mercado, hay toneladas de ropa sin arreglar, la casa se ve sucia.
- Muchas veces la casa no está como yo quisiera (perfecta).
- Cuando uno está cansado es más duro tener que ponerse a hacer labores domésticas.
- A veces me da pereza cocinar, pero igual hay que hacerlo. Vamos aprendiendo opciones más fáciles para esos momentos.
- También es más difícil salir de noche con el esposo pues los niños no pueden quedarse solos.
- Hay bastantes retos en el tema de las labores domésticas, por ejemplo, con el lavado de ropa, con el aseo de los baños, el tema de la cocina, etc.
- Me queda menos tiempo para mi, para lo que me gusta. Es obligación darme prioridad pero muchas veces resulta imposible.
Vivir sin empleada doméstica es un gran reto. Se que no soy la única y por eso comparto mi experiencia. Porque se que aunque es difícil se puede lograr. Porque las decisiones que se toman en familia son las mejores, no hay una manera correcta o incorrecta de vivir, simplemente hay diferentes decisiones para cada situación. No digo que tener a alguien que te ayude sea malo, es lo máximo, pero este estilo también se puede adoptar y sacar lo mejor de el. Si me preguntan si nunca tengo ayuda no es cierto. Un día a la semana viene una persona medio día a hacer el aseo profundo. La casa queda divina y yo siento que es un gran impulso para continuar teniendola lo más organizada y limpia posible. También he recibido apoyo con los niños y lo valoro más que nunca.
Nada está inventado y cada familia puede crear su manera de vivir que mejor le funcione, con la que se sienta tranquila y feliz. Este estilo nos funciona ahora a nosotros, no se hasta cuando, pero he aprendido bastante, sobre todo que si uno se organiza y hace un buen equipo, todo estará bien. Yo sigo en mi tarea de aprender y mejorar cada proceso para que sea práctico y para que todo esté lo más cercano posible a lo que deseo.
Excelentes blog….gracias.
Gracias por este artículo me cae súper bien. Mi empleada actual está embarazada y posiblemente no regrese después del parto. Esta situación ha sido complicada y estoy tomando la decisión de quedarme sin empleada, por lo menos no interna. Tu testimonio me sirve de inspiracion. Gracias
Naty nada es imposible… y como dices es cuestión de acomodarse. La ayuda es muy buena pero trae sus problemitas como dices. Tema difícil! Por ahora yo estoy acomodada con mi situación pero no descarto oasar a la tuya…
Hola a tod@s!!!
Vivir sin empleada o asistenta, como se suele llamar en España, aquí es muy normal, como tambien tenerla… hay de todo.
A mi me ayuda una mujer extraordinaria, como persona y como profesional que después de tantos años, 12 en concreto, se ha convertido en apoyo y amiga y me ayuda 1 día a la semana, que es otra opción que creo que no habéis contemplado. Cuando viene se encarga de lo «gordo» que digo yo, una limpieza más afondo de cocina, baños, dormitorios… el resto de la semana hago una limpieza ligera, de mantenimiento. Ella no hace la colada, ni las camas, ni friega, ni va al super… sólo hace las tareas de limpieza durante el tiempo que viene a casa. El resto de días me encargo yo ¿cómo? con ORGANIZACIÓN: Distribuyo las tareas a lo largo de la semana, dejando tres para limpiar la casa, tres para la colada y procuro hacer una compra semanal, aprovechando que viene mi ayudante a casa, aunque más de una vez toca volver al supermercado a comprar pescado, por ejemplo que me gusta fresco y lo preparo ese mismo día.
Puedes llegar a todo si hay organización, si se priorizan tareas y si todos los miembros de la familia colaboran aunque el peso lo llevas tu y siempre harás más cosas que los demás, es inevitable.
Salir con tu marido o pareja sin niños es posible si hay canguros que se encarguen de ellos, abuelos, tíos, … de hecho hoy me traen a mis sobrinos porque mi hermano y cuñada trabajan y coinciden en turno y yo encantada de tenerlos en casa, ésto es ser familia, se refuerza la relación y se crean recuerdos y momentos francamente divertidos para los nanos, no importa si mi día hoy va a ser un desastre, pasaré el día con ellos y lo demás, no importa. Hoy ellos son los Jefes de la casa.
Así que ya sabes, mi truco: ORGANIZACIÓN, COLABORACIÓN Y APOYO DE CONFIANZA.
Un saludo a todo@s y feliz día.
CUIDDIET.BLOG me encanta tu respuesta, y creo que voy a tomar tu situación como ejemplo..una ayuda en la semana y organización….gracias por compartir.
muy buen articulo, me aclaró las ideas.