Cuando somos niños creamos recuerdos maravillosos a partir de momentos mágicos. Los padres debemos darnos cuenta que esa magia muchas veces está en lo simple, en lo sencillo, en pequeños detalles como por ejemplo la dicha que produce ir a comer helado…
Ser niño es algo maravilloso, la infancia está llena de fantasías y momentos mágicos. Dentro de las maravillas de esta hermosa época están los pequeños espacios en los que uno crea experiencias inolvidables. Curiosamente estas experiencias por lo general no implican un costo (monetario) alto sino que van más bien enfocadas en algo que cree un momento feliz . Esos momentos felices crean una asociación positiva en la mente que hace que cada vez que haces lo mismo creas y recreas esa felicidad (eso lo aprendí en mis clases de mercadeo). Uno de los momentos más ricos y divertidos de la infancia es ir a comer helado. La ida a comer helado es una de las asociaciones positivas más comunes actualmente en el mundo y esta se origina en la infancia. Cuando llevamos a los niños a comer helado creamos automáticamente un recuerdo feliz que queda grabado en ellos y por ende el helado genera una asociación con la felicidad, por eso cuando grandes a veces comemos helado para sentirnos felices o para crear momentos especiales con uno mismo o con otra persona, pues el hecho de comerlo llama automáticamente al niño interno de todos y hace correr la película de ese momento especial que tuvimos cuando pequeños, trayendo esa emoción que lo acompaña. Hasta cuando uno está triste busca un helado para subir el ánimo y sentirse mejor. Seguir leyendo