Es una realidad que nuestros hijos nacieron en una época que cuando teníamos su edad veíamos como «el futuro». Están rodeados de máquinas y tecnología y tienen que enfrentar situaciones diferentes y a su vez, desarrollar «nuevas» competencias para el mundo que les tocó. Los papás estamos un poco confundidos en cómo manejarlos en este mundo lleno de cosas que no terminamos de entender y debemos buscar la manera de que ellos puedan usar todos estos recursos de la mejor manera, pues ahora tenemos que manejar a los niños de la era digital…
Es increíble, yo como me siento de joven, cuando me doy cuenta que mis hijos, un par de chiquitos (léase bebés) de 7 y 8 años me sobrepasan en ciertas competencias. No me considero bruta, sino más bien todo lo contrario, he sido estudiosa, curiosa y lectora y con muy buenos resultados académicos, mis compañeras del colegio y también los de la U pueden dar fé que me iba hasta bien.
Aún así, el sábado pasado no fui capaz de hacer una cosa muy sencilla en mi celular y me tocó decirle a mi hijo Emilio: «¿Tu sabes cómo puedo ponerle texto a este video?». El, para mi sorpresa, movió un dedo y lo hizo (sin dejar de mirar la película que veía). Sí, lo hizo en menos de un segundo cuando yo, ex-genio, llevaba un rato tratando de descifrarlo. Me sentí como una anciana de 90. Seguir leyendo →
Ser mamá de niños o de niñas es una cosa muy diferente. Es como si uno tuviera dos caminos para tomar cuando sabe el sexo de su hijo y pareciera que los caminos fueran separados y lejos. En nuestra sociedad los «roles» de hombres y mujeres están claramente definidos y desde el embarazo los papás buscan que el género de su hijo se enfatice, de hecho cada vez hay menos ropa neutra y todo está muy definido desde antes de nacer…. Los padres de niños cogemos el camino de los carros, aviones, deportes, naves espaciales, vehículos, robots, monstruos y algunos animales. Todo azul, café, gris y un poco de rojo, verde o amarillo. Los padres de niñas se sumergen en el mundo del rosado y lila, flores, cupcakes, mariposas, hadas, princesas, hello kitty y barbies, y vamos metiendo a los niños en unos estereotipos que empiezan a verse hasta ridículos. Esto se ve en muchos otros aspectos. Cars y aviones o princesas, Lego o Frozen, todo en un extremo opuesto, hasta llegar al punto de ver papás molestos porque a su hijo le regalan una camiseta rosada o porque se saben una canción de una película femenina. En las clases pasa lo mismo: a los niños los meten a deportes: fútbol, karate, hapkido, equitación. A las niñas a ballet, pintura, jazz. Y empezamos a dejarnos influenciar de esa sociedad y esa creencia tan estúpida (perdonenme la palabra pero así es) de que los niños no pueden jugar con muñecas o con una cocinita y que las niñas ni riesgos de jugar fútbol o de querer construir con lego. Y cuando no es así, como lo pinta la sociedad suena y hasta nos parece raro.
Pues resulta que aunque no me parece que sea así, de hecho recuerdo que mi hijo mayor jugaba con sus primas a muñecas y le encantaba, como la mayoría de los papás he caído en esa corriente, en ese camino de las «cosas de los niños», lejano al de «las cosas de las niñas». Hasta la semana pasada que mi hijo pequeño recibió una invitación a unas clases de baile en un instituto de Medellín que yo conocía porque allá iban a clase las niñas (o sea el otro camino). Mi hijo siempre ha sido un gran bailarín (habilidad que no se de donde heredó porque de los papás no fue) y ha disfrutado mucho de esta cualidad, pero nunca pensé en que pudiera meterlo en una clase de baile porque era niño. En el momento en que recibí esa invitación me puse a pensar en lo boba que he sido, en que los hombres también pueden bailar, en que no es una cosa exclusiva de niñas y el que no me crea que se vea High School Musical, son unos papasitos y bailan bacanísimo. Y empecé a pensar en todas las cosas que nuestra sociedad nos limita, las oportunidades que dejamos a un lado, que ni siquiera consideramos porque no están en el camino que tomamos (el rosado o el azul). Me siento feliz porque se que muchas otras personas están pensando igual y quieren también que sus hijas sean felices jugando fútbol, construyendo o haciendo cosas de niños, han empezado a verse cosas en redes, como la de este link: http://www.upsocl.com/cultura-y-entretencion/si-3-pequenas-ninas-hicieran-esto-en-mi-casa-probablemente-cambiaria-radicalmente-su-educacion/#
Que vivan los niños libres, que quieran expresarse como más les guste, si quieren bailar, pintar, jugar fúbol, o vestirse de rosado que lo hagan, dejémos de ponernos tantos prejuicios, mi hijo fue feliz a su clase de baile y ojalá sea un gran bailarín o lo que sea que lo haga feliz, que vivan las niñas que son diferentes, que les gusta más Mulan que las otras princesas, como lo dice esta niña tan linda: