Llegó el momento en que mis hijos pidieron hasta enloquecernos una consola de videojuegos. Otra de las cosas que dije que nunca haría quedó derribada. La maternidad va derrumbando todos los muros y barreras que tenía, es innegable. Pero para que mis hijos pudieran acceder al mundo de los juegos de video llegamos a un acuerdo, pusimos reglas y límites y además estudié y encontré que tampoco es tan malo como pensaba. Aquí les cuento bien…
Con esto acaban mis «yo nunca» de la maternidad y cierro el pico. Porque en serio pensé que este si lo iba a cumplir. No me gustan los videojuegos. Será en parte porque nunca tuve ni me hicieron falta y porque para mi tener un libro en la mano es la mayor fuente de entretención y lo era también cuando era niña. Pero como todos sabemos y tanto lo he hablado, primero lo que yo piense no es la verdad absoluta, así como todos tenemos gustos diferentes y también ideas, que yo prefiera leer a jugar Super Mario no es que sea mejor. Segundo, algo que me repito todo el tiempo, mis hijos y todos los niños de esta época son nativos digitales, o sea ellos nacieron y viven inmersos en la tecnología y para ellos un videojuego, un computador, un dispositivo que se conecte de manera inalámbrica, es algo NATURAL. Seguir leyendo