«Mami, perdí el control»

Todos nos equivocamos y nuestros hijos no son la excepción. A su corta edad están aprendiendo a enfrentar el mundo y las situaciones sociales. Con esta historia, «Mami, perdí el control» les cuento como a mis hijos también les ha pasado y como lo he manejado hasta ahora, buscando que el niño aprenda y terminando yo también por aprender de cada ocasión.

Dicen que el carácter es algo que tiene que ver con la personalidad y el temperamento. Cada niño nace con una personalidad y por lo general los diferentes hijos son muy distintos en todo. Mi hijo mayor por lo general es un niño muy calmado y tranquilo. El apenas aprendió a pelear mucho después de que naciera su hermano y casi siempre es el que pierde la pelea. Normalmente acepta las cosas y reacciona con tranquilidad. Pero hay momentos en que una combinación de factores hace que explote (luego les contaré cuales creo que son).
Hace poco mi hijo estaba en una clase y perdió el control. Estaban jugando «chucha» y una niña lo agarró, no lo soltaba, en ese momento el quería zafarse y no pudo, algo hizo que se descontrolara. Comenzó a tirar patadas y a gritar palabrotas a las personas que estaban alrededor, no solo pateó a la niña sino a otros. Gritó groserías hasta que la profesora le pidió que se retirara de la clase, ni ella se salvó de un insulto. Yo estaba afuera esperando y lo vi venir antes de la hora de salida, el estaba con su carita descompuesta. Seguir leyendo

Quien dijo que los hombres no lloran…

Como lo he mencionado en otros post soy llorona profesional desde que nací. No me da pena decir que lloro por todo, sobre todo cuando me emociono por algo feliz. Con lo que he aprendido en la vida y experimentado en carne propia, me he dado cuenta de que es sano sacar las emociones de dentro del cuerpo, para que uno pueda sentirse tranquilo y seguir con la vida después de momentos dificiles o de tensión. Me gustaría enseñarle a mis hijos que es sano expresar lo que uno siente (de manera adecuada obviamente) y que puedan tener un buen manejo de sus emociones en la vida. Pienso que las emociones guardadas o reprimidas lo único que hacen es daño y ese daño luego se ve reflejado en enfermedades físicas o emocionales. Por eso no estoy de acuerdo y hasta me parece absurdo que uno quiera expresar una emoción y las tenga que guardar dentro de su cuerpo porque la sociedad dice que eso no se ve bien.

En nuestra sociedad se escucha constantemente a personas decir «Los hombres no lloran» y yo personalmente no estoy de acuerdo en que los hombres no puedan llorar. Me parece ridículo que un hombre tenga que guardarse lo que siente, tristeza, rabia, dolor, alegría, porque por el solo hecho de ser hombre se vea feo que de sos ojos salgan un par de lágrimas. Es como si fueran de piedra y no pudieran sentir emociones. Pues para mi los hombres y las mujeres sentimos las mismas emociones, tal vez de manera diferente o por causas distintas, pero los hombres tienen el mismo derecho a emocionarse y a expresarlo de la manera que quieran.

Personalmente nunca le he dicho a mis hijos «Los hombres no lloran» y no pienso decirles eso nunca. Quiero que aprendan a expresar lo que sienten y a canalizar sus emociones de la manera que ellos sientan que debe ser, y si es llorando pues que así sea. Me parece más varón un hombre que se atreve a llorar y me conmueve y alegra cuando veo que sucede. Porque muestran su humanidad, su corazón y su alma.

James1