Todos somos distintos. El pelo, los ojos, los dientes, la piel. Pero la diferencia no va sólamente en como nos vemos por fuera. También por dentro somos distintos. Y no tiene que ver con que los pulmones o el hígado sean más grandes o más pequeños, sino con que además, nuestro cerebro está configurado diferente. Por eso tenemos gustos diferentes, por eso unos son buenos para el dibujo y otros para el deporte. Dentro de esas diferencias se encuentra también la manera en que aprendemos. Porque todos aprendemos diferente y al darnos cuenta de cómo es la manera en que más le gusta a nuestro cerebro aprender, podemos hacerlo de una manera más divertida. Conocer la manera como nuestros hijos aprenden, o sea, el estilo de aprendizaje predominante en ellos, hará que podamos entenderlos y orientarlos mejor, no sólo en lo académico sino también en diferentes aspectos de la vida.
Cuando estoy en una clase o en una conferencia, siempre necesito escribir. Por lo general trato de usar lapiceros de diferentes colores y sé muy bien en que lado del cuaderno quedó anotado ese dato importante y en qué color, aunque no recuerde muy bien cuál es. Hago listas por todo y si no las miro muchas veces se me olvida lo que tengo que hacer. Pero me he dado cuenta de que todos no somos iguales y esto se debe a que nuestras diferencias no son sólamente en la apariencia o en los gustos sino que desde la configuración del cerebro podemos percibir el mundo de una manera particular. Seguir leyendo