Cuando tenemos hijos en edad escolar, comienza el reto de las tareas. Cuando empiezan a llegar las tareas, uno se emociona y quiere que los hijos las hagan muy bonitas, sin arrugas, sin borrones, lo más perfectas posible. Sobre todo cuando la mamá tiene una personalidad como la mía, que ha sido pulida y perfeccionista, quisiera que las tareas de los hijos fueran «dignas» de la mamá que tienen y que si les quedan feas es como si tuvieran una «mala madre».
Con mis hijos ha sido un gran reto (PARA MI), entender que son sus tareas y no las mías. Al comienzo los acompaño y les indico que deben hacer (como para ayudarlos a establecer la rutina de las tareas), pero luego ellos deben ser responsables y hacerlas solos.
Con mi hijo mayor fue muy fácil porque es muy parecido a mi y las tareas le han quedado hermosas, las hace con mucho cuidado y yo me siento súper satisfecha con ellas. Pero con mi hijo menor, ha sido todo un reto… Era menos pulido, tiene un carácter fuerte y hace la tarea como el quiere, no permite sugerencias. Cada vez que yo le sugiero algo como: «Mi amor no te parece que eso lo puedes hacer mejor si le pones tal cosa…», me responde: «Mami, es tu tarea o la mía?» y me toca embutirme las palabras.
Y es que la verdad es su tarea, es su responsabilidad y debo dejar que el la asuma. Si le quedó mala seguramente su profesora le dirá, si me parece muy fea pues demalas porque es su trabajo y no el mío, yo solo debo acompañarlo y asegurarme que pueda hacerla (o sea proveer los lapices y borradores), buscar que hagan su mejor esfuerzo (mirar que si la esté haciendo con cuidado y no por salir del paso), pero entender también que todos los niños son distintos, tienen distintas destrezas y también procesos.
He comenzado a dejar de preocuparme por que tan perfecta queda la tarea y a partir de eso, dejar de intervenir en las tareas y ha sucedido algo inesperado: mi hijo menor ha empezado a hacerlas mejor, seguro ha adquirido más habilidades en el colegio, tiene una mayor madurez, o ha dejado de manipularme con el tema, porque se que el se daba cuenta que yo sufría.
Con los hijos es muy importante buscar darles independencia con sus responsabilidades, pues los estamos preparando para que asuman sus propios asuntos en la vida. Poco a poco voy aprendiendo a soltarlos, a entender que no son perfectos en todo y que no son como yo quisiera, pero que son maravillosos y con sus fortalezas seguramente también brillarán.