«Con qué mamá te tocó?»

Se acerca la entrada al colegio y empieza la ansiedad para saber en que salón quedaron nuestros hijos. Todas las mamás empezamos a averiguar por las profes, cual es querida, cual es brava, cual es más exigente, cual es seria, etc y se vuelve casi monotemático, este tema con frases como «ya averigüé cuales son las bravas, esta estuvo con mi sobrina y es muy querida, tal otra es adorada, conoces a tal…?» y se empieza a generar cierta ansiedad que inunda a las mamás (a unas más que a otras, yo soy de esas unas) para saber con quien estará cada hijo durante t o d o el año escolar.  En el momento en que se publica en que grupo quedaron los niños, los chats de mamás empiezan a pitar como locos diciendo con quien quedó cada niño y las mamás parecemos locas desesperadas (literal) por meternos a averiguar en que salón quedó. Al parecer en este momento el tema de la profesora pasa a un segundo plano y lo primero es saber con que amigos quedó. Nos da duro cuando los niños quedan con pocos o ningún amigo y nos alegramos cuando quedan con sus amigos. Pero dentro de todo, lo mejor es quedar con mamás queridas, así los niños no sean amigos. Y sí, es que un año escolar es muy largo y vamos a vivir muchas experiencias, paseos, actividades, eventos, y uno siempre quisiera tener una mamá amiga, una que sea del mismo estilo, con quien pueda sentarse a conversar, con quien uno se sienta tranquila y acompañada. Entonces después de la profe y los amigos, terminamos es fijándonos con qué mamás quedamos en el salón, llamamos a otra y le decimos: «nos tocó juntas!!» como si fueramos nosotros las que vamos a estudiar, y termina sin importarnos si los niños van a ser amigos o conseguirán unos nuevos, porque lo importante es que nosotros QUEDAMOS JUNTAS 🙂 …. Y yo estoy feliz, porque este año me tocó con varias de las que me gustan!!!!

 

Ser mamá para cambiar el mundo…

Ser mamá en esta época hace que muchas veces nos cuestionemos sobre la responsabilidad de esta decisión… Traer niños a este mundo tan violento??, tan contaminado..? dónde los recursos cada vez son más escasos, donde hay enfermedades, tristeza, historias que no somos ni siquiera capaces de escuchar, donde hay otros niños que están solos, sufriendo, donde importa más el dinero o los intereses particulares que las personas…, traer niños a este mundo… Para qué?
Varias veces me he preguntado eso, el mundo que me tocó no es el mismo que le tocó a mis abuelos, y ahora tengo un par de niños que tengo que enseñar a vivir, a sobrevivir y a ser felices pese a las cosas negativas que vemos cada día… que dificil puede ser…

Hace algunos días veía un capítulo de una de mis series favoritas y había una embarazada muy preocupada, analizando todos estos factores, muy temerosa de el mundo que le iba a tocar a su bebé, en la serie se le acerca una persona y le dice algo que me quedó sonando mucho: Somos mamás en este mundo porque podemos hacer la diferencia, porque en nuestras manos está criar personas que puedan vivir, adaptarse y ayudar a que el mundo sea un lugar mejor. He pensado mucho en eso, pues muchas veces me he preguntado y me he sentido «víctima» del mundo actual. A partir de esa reflexión, he comenzado a pensar diferente: tenemos en nuestras manos, las herramientas para hacer que el mundo pueda cambiar. Cada mamá con cada hijo es un granito de arena, que podemos cambiar y crear una masa crítica que ayude a que el camino de deterioro del planeta y de la humanidad cambie y mejore, y no sea un mundo peor sino un mundo mejor. También me he dado cuenta que nosotros y nuestros hijos somos una generación de guerreros que tenemos, que los vamos a preparar para luchar por salvar el planeta, que no nos vamos a conformar con que todo siga igual, con los cuentos que nos han «echado» y nos hemos creído, somos una generación más sensible, rebelde e inconforme. No comemos cuento fácilmente. Cada vez estamos sembrando más la semilla del cambio, de proteger el medio ambiente, de ser conciente de los sentimientos y de las necesidades de las otras personas, de cuidar nuestro cuerpo, de cuidar nuestro espiritu, de ayudar a los otros como el mejor camino para ser felices, de migrar de lo individual a lo colectivo, de que el bien común nos hace felices y de que en nuestras manos está enderezar el camino torcido, y hacer que muchas generaciones puedan vivir felices y tranquilas en este planeta.

Es un reto muy grande pero se que ya no somos víctimas de la circunstancias, somos el agente de cambio que puede hacer que la vida en este planeta sea cada vez más feliz, que vivamos en armonía y en libertad. En nuestras manos de mamás está la labor más importante del mundo, preparar a las futuras generaciones para enfrentar esa misión tan importante que tienen, para ser el cambio, para que sean concientes de esa misión. Todo esto no se logra mandandolos a un buen centro educativo, está en enseñarles por medio del amor y de la experiencia de cada día a ser personas buenas, sensibles y generosas. He entendido que mi labor como mamá y la de todas las mamás del mundo es la más importante para que el mundo cambie y pueda ser un mejor lugar para la felicidad de todos.

Bebidas saludables para niños

Como muchos que me conocen saben, últimamente me he interesado bastante por el tema de la alimentación de los niños. He leído, he estudiado y he hablado con expertos en el tema, y en este proceso me he dado cuenta de que en el mercado no existen muchas opciones para los niños (por no decir que casi ninguna) y que las empresas que producen bebidas para el consumo en la calle, la gran mayoría de las veces lo que hacen es un ‘delicioso’ producto compuesto por agua, azúcar (mucho más del que una persona debería consumir) y saborizantes. Esto ha hecho que empiece a buscar opciones saludables en otros lados, he optado por las leches vegetales (o bebidas vegetales), cambiando completamente el hábito del consumo de lácteos en mi familia (ya no compro leche de vaca), y he empezado a experimentar con otro tipo de bebidas…. Digamos que la vida me lo trajo porque mi esposo se metió el año pasado con un grupo de personas en una empresa de infusiones y para ayudar un poco comencé a estudiar las propiedades de estas bebidas y a realizar diferentes combinaciones de sabores buscando que estos productos no fueran sólamente consumidos de la manera tradicional en mi casa (caliente), sino que pudieramos sacarles más jugo y empezar a hacer que mis hijos también las consumieran…. Además de aprovechar los beneficios de las hierbas, que son un producto COMPLETAMENTE natural, el cual pasa por un proceso de secado pero que hace que conserve su sabor, propiedades, etc, son productos que pueden ser ricos y además, sanos.

La idea con las infusiones, es coger un sabor herbal (yerbabuena, cidrón, albahaca, toronjil, manzanilla, etc) y combinarlo con frutas en infusión (no en jugo). Algunas veces las frutas «sueltan» más fácil por su textura, por ejm la piña, otras veces las caliento un poco con un poco de azucar orgánico, formando como un «syrup» y eso lo mezclo con la bebida caliente de hierbas…. Luego a la nevera y listo!! Se puede endulzar con azúcar orgánico, con miel o con el endulzante que cada uno prefiera, yo busco que el dulce sea poco pues quisiera que mis hijos aprendan a que les gusten las bebidas que no sean muy dulces…

He experimentado con varias recetas, pero las favoritas de mis hijos son estas dos:

1. INFUSION DE FRESA Y ALBAHACA:

(esta se la empaco a mi hijo al colegio y le encanta!)

Ingredientes:

–       1 taza de fresas

–       6 a 8 bolsitas de aromática de Albahaca “La Teresita”

–       3 o 4 cucharadas de azúcar (si es orgánico mejor)

–       Un puñado de hojas de albahaca fresca

–       1 taza de agua

Preparación:

  1. Lavar las fresas, quitarles las hojas y partirlas en 4 partes cada una.
  2. Picar las hojas de albahaca en tiritas.
  3. Poner a hervir un litro de agua en una olla y cuando ya el agua hierva, meterle las bolsitas de la infusión o aromática de albahaca “La Teresita” (es la que uso pero en teoría se podría usar otra), entre 6 y 8, según como se desee (si más suave o más fuerte). Tapar la olla y dejarlas ahí entre 5 y 10 minutos.
  4. En un sarten u olla poco profunda, agregar la taza de agua, el azúcar ( 3 o 4 cdas) y ponerlo a fuego medio revolviendo hasta que el azúcar se diluya. Con esto se hace un almibar. Cuando el agua vaya a hervir, se apaga y se le agregan las fresas y las tiras de albahaca fresca.
  5. Se dejan las fresas y la albahaca en el almibar por aprox. 10 a 12 minutos.
  6. Finalmente se mezcla las fresas con el almibar y la albahaca con la infusión de albahaca ya sin las bolsitas.
  7. Se puede servir caliente o frío.
  8. Si lo desea frío, meterlo a la nevera o agregarle hielos.
  9. Si se va a almacenar, se deben retirar las fresas y albahaca después de un par de horas

 

2. INFUSION DE CIDRON Y PIÑA:

(esta es mucho más fácil)

Ingredientes:

–       1 taza de piña picada

–       6 a 8 bolsitas de aromática de Cidrón “La Teresita”

–       3 o 4 cucharadas de azúcar (si es orgánico mejor) o miel (para endulzar)

Preparación:

  1. Poner a hervir un litro de agua en una olla y cuando ya el agua hierva, meterle las bolsitas de la infusión o aromática de cidrón “La Teresita” (es la que uso, a veces le echo algunas hojas de cidrón que tengo en una matica de mi balcón), entre 6 y 8 bolsitas, según como se desee (si más suave o más fuerte). Tapar la olla y dejarlas ahí entre 5 y 10 minutos.
  2. Agregarle a la aromática de cidrón los trozos de piña picada y endulzar con un poco de miel.
  3. Se puede servir caliente o frío.

 

También he ensayado con Yerbabuena y un poco de Jengibre y Miel, queda también muy rica….

 

Estas bebidas, SÚPER RECOMENDADAS, las hago constantemente en la casa, a los niños les encantan, descresto a las visitas, son refrescantes, y súper naturales….

También se pueden ensayar con hierbas naturales, no siempre tiene que ser la infusión, pero si no se tiene una huerta de aromáticas, es una buena opción….

L@s invito a experimentar infusiones nuevas, que tal con mango, con durazno o cualquier sabor frutal que les guste? cuentenme y compartamos recetas para que podamos darles más opciones a nuestras familias de alimentarse rico y sano….

 

Comidas saludables y deliciosas

Desde que empecé a interesarme por la alimentación sana y a darme cuenta de tantas cosas que pueden ser reemplazadas por otras más saludables, busqué recetas y comencé a experimentar en mi cocina para preparar en casa cosas ricas para mis hijos y a la vez que los alimenten bien.

Me he dado cuenta que hay varias mamás en esta onda y también estan haciendo lo mismo que yo, y he descubierto que comer sano no significa comer maluco.

Con un par de recetas que tenía para hacer pancakes y waffles, decidí ensayar hacerlas con ingredientes más sanos y el resultado fue increible: comidas más ricas (deliciosas) y a la vez que no le hacen daño al cuerpo.

Quiero compartirlas para que todos puedan hacerlas:

 

Pancakes: (más o menos para 3 o 4 personas)

1/2 taza de harina de trigo INTEGRAL (la venden en tiendas naturistas y ya la he encontrado en supermercados)

1/2 taza de harina de almendras (también en tiendas de comida sana) o de avellanas

2 cucharadas de Azucar orgánico

2 cucharaditas de polvo de hornear

1/2 cucharadita de sal

1 taza de leche de almendras o leche de avena

2 cucharadas de mantequilla derretida

1 huevo.

Se mezcla todo.

 

Waffles: (para 3 o 4 personas)

1/2 taza de harina de trigo INTEGRAL (la venden en tiendas naturistas y ya la he encontrado en supermercados)

1/2 taza de harina de almendras (también en tiendas de comida sana) o de avellanas

2 cucharadas de Azucar orgánico

1 cucharaditas de polvo de hornear

1/4 cucharadita de sal

1 taza de leche de almendras o leche de avena

4 cucharadas de mantequilla derretida

2 huevos

Se mezcla todo y se prepara en la wafflera.

 

Bueno, espero que las disfruten!!!

 

Ser mamá de niños hombres…

Confieso que antes de tener hijos siempre quise niñas. Quería 3. Soñaba con hacer peinados y pintar uñas, jugar Barbies y hacer vestidos. Siempre fui súper femenina y siempre me han encantado las actividades femeninas. Manualidades, cocinar, peinarse, hablar, estar sentadas, limpias y con cosas rosadas. Nunca me imaginé haciendo algo que me despeinara, que me empantanara y siempre odié sudar (tanto que en el colegio nunca hice educación física y nunca he practicado ningún deporte por mas de un par de meses). Soñaba con mis niñas, rosado, princesas.
Luego sucedió que la vida me dio hijos hombres, y no uno sino dos!!!. No sabía porqué pero lo  acepté con amor. Desde que nacieron mis niños entré en el mundo del azul, del mugre, de la brusquedad. Este mundo que me revolcó y me dejó despeinada y feliz.
Los niños no se quedan quietos. Puedes sentar a una niña durante una hora a jugar con una muñeca, un niño no aguanta más de 1 minuto…. mentiras, no más de 30 segundos quieto. Les encanta treparse por todos los muebles, se caen y vuelven y se levantan. Les encanta que los aprietes, que los trates con brusquedad, sus juegos favoritos parecen peleas, les gustan los balones, correr, ensuciarse y si es con pantano mejor. Se caen, se hacen chichones, se raspan, se abren y hay que coserlos, es algo súper normal. Mi casa se convirtió en una cancha de fútbol, les gusta charlar, reirse, son muy inquietos. Los tenis no les duran hasta que les crece el pie y hay que cambiar de talla, pues mucho antes que eso suceda ya estan rotos.

A pesar de mi feminidad, me ha tocado adaptarme a todos esos programas de hombres, aprendí a jugar brusco sin que nadie llore, a jugar a piratas, indios, superheroes, a chutar una pelota. A leer historias de monstruos y no de princesas, a acostumbrarme que mi casa va a estar semi destruida en los proximos años, los muebles y las paredes sucios, a que siempre hay ruido, gritos, risas, a tener a la mano crema para los raspones y golpes. A hacer paseos guerreros, porque a los niños les encanta dormir en carpa y hacer fogata….. y esa fue mi graduación!! porque nunca habíamos dormido en una carpa, yo nunca pensé que alguna vez dormiría en una carpa y lo hice. Dormimos felices, arrumados los 4, sobre el piso duro, con frío y no me importó. Nunca imaginé que yo pudiera llegar a dormir en una carpa y fue delicioso. En realidad lo disfruté.

Mis niños me han enseñado muchas cosas, me han hecho tallarme, hacer cosas que nunca imaginé que yo haría en la vida, aprender a disfrutar cosas diferentes, a descomplicarme, a que no me importe si se empantanan porque se que están disfrutándolo, a que una camiseta está sucia cinco minutos después de que se la ponen, a disfrutar armar una pista de trenes, a permitir algunas pistolas en mi casa, así sean hechas con fichas de lego. Pero lo mejor que me ha pasado con mis niños, es que tengo dos novios que viven derretidos por mi, que me dan besos y abrazos espontáneos, que me miran con amor, que adoran estar conmigo, arruncharse a mi lado, que están enamorados de mi. Y en eso entendí porque en mi destino estaba ser mamá de un par de niños. mugre lover

 

Vivir de amor, morir de amor

Muchas cosas han pasado en estos días. Ultimamente pasan muchas cosas en el mundo. Unos llegan, otros se van, y al final lo más importante es lo que queda…

Tuve la fortuna de tener a mi abuelita por 33 años. Más que ningún o ninguna otr@ niet@. Recuerdo que le decía «Uvita» o «Uvi». Cuando yo era pequeña mi abuela tenía unas gafas grandes que usaba para coser, ella cosía mucho. Cosía mis disfraces, de hada madrina, de caperucita roja, de enfermera, los uniformes del colegio, vestidos para las fiestas. También cosía con unas agujas largas y tenía muchos botones, que me fascinaban. Mientras ella cosía yo los regaba sobre la cama y los organizaba por colores. También tenía unas revistas Burda, llenas de moldes para coser que a veces traían unas muñequitas para vestir. La recuerdo siempre muy tranquila, calmada y alegre. Siempre al lado de mi abuelito y pendiente de sus hijos y de sus nietos que poco a poco fueron llegando, a muchos nos cuidó y nos acompañó. Además de coser, empezó a pintar. Hacía unas acuarelas muy  hermosas. La paciencia que obtuvo al criar 8 hijos (de los cuales 5 eran hombres) le sirvió para sentarse largas horas a hacer unos hermosos cuadros. Su dedicación por el hogar, los hijos y los nietos la combinaba con sus clases de pintura y con la costura. Nunca la ví perder la cordura, siempre era alegre y tranquila. La única vez que la ví llorar fue cuando perdió a su hijo Diego, hace casi 30 años. Yo estaba muy pequeña pero nunca olvidaré la escena. También recuerdo el incendio que casi acaba con su casa. Fue en diciembre y estábamos todos en la finca, llamaron a media noche a decir que el apartamento se estaba quemando. Mis abuelos dijeron, aquí estamos todos, mañana vamos y vemos y volvieron a la cama. Hasta en esos momentos, la recuerdo tranquila.

Cuando empiezo a escarbar en mi mente en busca de recuerdos, me llegan muchas imágenes muy felices. Cuando yo era pequeña no sabía que a mi abuela le habían dado una sentencia de muerte antes de nacer su primera hija, mi mamá, no sabía que le dijeron que no iba a aguantar su parto, pero ella de manera milagrosa sobrevivio a ese y a siete más. No la recuerdo enferma, seguro no me daba cuenta si ella estaba algunos días en el hospital, pero me cuentan que su cuerpo siempre fue muy frágil y visitó mucho los hospitales. Luego fuimos creciendo y ella fue llenandose de nietos hasta completar 17. Siempre había algo que esperar: un bebe que iba a nacer, una primera comunión, un viaje, un premio. Y todos empezamos a convertirnos en ese motivo por el que mi abuelita se llenaba de entusiasmo para vivir. Pero su cuerpo poco a poco se iba cansando…

Lo malo de crecer es que empiezas a darte cuenta de muchas cosas, como por ejemplo de la fragilidad de la vida. Unos meses antes de mi matrimonio, mi abuelita tuvo una crisis y recuerdo mi angustia al creer que ella no iba a estar ahí. Lloré mucho pensando en que ella pudiera faltar. Pero su amor por todos nosotros y el nuestro por ella le dieron la fuerza para durar 8 años más.

Y todo el tiempo fue así, la fuimos llevando pasito a pasito, con motivos, a veces buenos y a veces algunos obstáculos, a traves del tiempo mietras su cuerpo se iba marchitando poquito a poquito, como una hermosa flor que aunque marchita se ve hermosa hasta el último suspiro. Durante todo este tiempo mi abuelita se volvió una mujer muy piadosa. La mejor amiga de Dios y de la Virgen. Todo el día oraba, llena de fé. Constantemente la llamábamos para que rezara para que nos fuera bien en alguna cosa pendiente. Estar en sus oraciones era como estar en la fila VIP de Dios. Con los años se fue volviendo cada vez más santa. Muchas visitas al hospital, sus brazos llenos de morados, sus pulmones necesitaban oxígeno para respirar, no podía caminar muchos pasos sin cansarse, y muchos momentos dificiles pasaron por su vida. Nosotros solamente veiamos un ejemplo absoluto de humidad, paciencia, resignación a la voluntad de Dios para ella. Ella no se iba porque su amor por nosotros y nuestro amor por ella no la dejaban. Ella sentía que no podía soltarnos y nosotros no la queríamos dejar ir. Pero AMAR ES DEJAR IR. Por eso, hace ya dos semanas, los medicos dijeron que mi abuela no aguantaba más. Habría que llenarla de aparatos para que ella pudiera vivir un poco más. Sus hijos decidieron que no querían ver sufrir más a su mamá. Y llenos de amor, todos en familia la acompañamos a partir.

El día no pudo ser más hermoso, con el cielo azul le dijimos que se fuera tranquila, que la queríamos y que siempre estaría con nosotros, en nuestro corazón, en nuestra vida. Ella estaba increiblemente tranquila, en paz, nos habló muy hermoso, nos dió la bendición, le dimos besos, abrazos, amor. Se fue apagando lentamente mientras todos sus hijos con sus esposos y esposas, y sus nietos le cantábamos las canciones que más le gustaban y le rezabamos sus oraciones favoritas. También fueron los curas, sus hijos putativos y la acompañaron a dar ese paso. Mi abuelita se fue tranquila y feliz. En el cielo la esperaba una fiesta. Ya no más oxígeno para respirar, ya no necesitas ayuda para caminar, puedes correr, volar libre, nadie te volverá a sacar sangre o a dar medicamentos. No los necesitas. Mi abuelita es amor puro y está con todos y cada uno de sus seres queridos.

No quiero recordar a mi abuelita sufriendo, a la que a veces me decía que ya no podía más, voy a pensar en la que me hacía los disfraces de caperucita roja, la que me cuidaba, la que se reía con los chistes que hacía mi tía Lina o mi tío Mago, la que se sentía tan orgullosa de mi y de todos, no importaba si era una beca de la universidad o un reconocimiento en la guardería, todo la ponía igual de feliz. Quiero recordar a la que se alegraba tanto cuando llegaban los niños, quiero recordar siempre la cara que hizo cuando le llevamos a Jero recién nacido (mi sobrino) de sorpresa al salir de la clínica para que lo conociera, mi «uvita» que dormía siempre su siesta con la cobija que le regalé con las fotos de mis hijos, que me regaló su talento para coser y pintar, y que casi siempre llenaba sus ojos de lágrimas cuando me despedía de ella. No voy a volver a llorar al salir de su casa por verla sufriendo o atrapada en un cuerpo que ya no funcionaba bien. Abuelita, siempre estarás dentro de mi, pienso en ti todo el tiempo y cuando me pongo un poco triste, pienso en lo feliz que estás y se me quita la tristeza, tengo en mi casa tu tarro lleno de botones, los regué, los ordené por colores y encontré botones que tenías desde que yo era pequeña y me sentaba en tu cama a jugar con ellos mientras a mi lado cosías con un par de agujas largas. Te amo y espero volver a verte algún día.

FotoBotones

Mojarse es delicioso!

Hace algunos días prometí a mis hijos que iríamos caminando a tomar el algo a una panadería cercana a nuestra casa. Muy pocas veces he salido a caminar con los niños pues me daba miedo yo sola con ellos tan pequeños e inquietos, que depronto salieran corriendo y no los pudiera controlar bien, pero ya han crecido y tienen un poco más de sentido de que es peligroso, son más obedientes y ya he logrado desarrollar un poco más de tranquilidad en que estaremos bien (fe). La verdad es que el camino a la panadería es corto (aprox 3 o 4 cuadras) y vi una buena oportunidad de pasar un rato agradable, diferente, para que aprendan a portarse en la calle y que conozcan más cosas de la ciudad.

Les dije a los niños  y estaban felices, miré por la ventana y vi una pequeña nube gris y les dije: «Niños, arreglense rápido para que salgamos que depronto va a llover». Mi hijo pequeño empezó a ponerse los zapatos y luego me miró con la carita un poco angustiada y me dijo: «Mami, mejor vamonos en el carro». Yo le dije: «Porqué quieres que nos vamos en el carro?» (me pareció muy raro porque estaban entusiasmados con el plan de caminar) y me respondió con un poco más de angustia: «Porque si llueve nos mojamos»…

Yo miré esa carita de 3 años y pensé, «un niño de 3 años angustiado porque se va a mojar…??» y se me arrugó un poco el corazón…. pensé en las veces que tal vez los he regañado porque se mojan, se ensucian o hacen algo de niños, que debería encantarles y ahora mi pequeño estaba angustiado porque se iba a mojar!!! No puede ser!!! Le dije: «Mi amor, pues si llueve, nos mojamos!!! y que rico, no pasa nada!» …. inmediatamente cambió su carita preocupada por una carita feliz, se acabó de poner los zapatos y salimos.

Empezamos a caminar y hasta me dijeron «mami, si eres loca, no va a llover, está haciendo sol», pero la nubecita seguía por ahí rondando. Cuando faltaba una cuadra para que llegáramos a la panadería, estalló el aguacero!!! empezamos a correr y a reirnos, traté de que fuera divertido y corriamos y yo gritaba «Nos estamos mojando!»con mucha emoción. La gente en los carros nos miraba con risa y unos niños creo que con un poco de envidia. Llegamos a la panadería mojados y muertos de la risa, los niños estaban felices de lo que acababa de pasar y la verdad yo más, mi niña interna salió feliz a mojarse y a reirse y confieso que me hubiera gustado mojarme más 🙂

Le dí gracias al universo que me mandó la nubecita, que pudimos correr bajo la lluvia, reirnos, disfrutar, ser niños y compartir ese momento tan delicioso comiendo cinnamon rolls con la cabeza y la camisa mojadas y el corazón lleno.  Me prometí a mi misma que voy a dejar un poco más que se mojen, que se ensucien y que sean niños siempre.

Vivir a la carrera…

Hoy me llegó un artículo como un regalito, lo escribió una maestra llamada Rachel Macy Stafford y se llama «El día en que dejé de decir date prisa». Me hizo pensar mucho en la manera como vivimos actualmente, pues últimamente me he dado cuenta de que estoy cansada de vivir a la carrera. Así nos mantenemos la mayoría de los padres, siempre apretados de tiempo, de un sitio para otro, no dejamos a los niños ni respirar, es como si estuvieramos arriando ganado, arreglate, no cojas eso, es hora de salir, no te distraigas…. Definitivamente los niños son maestros, y hay que aprender de ellos a vivir tranquilos, hay que dejarlos tomarse su tiempo, mirar las hojitas, las nubes, ponerse el cinturón del carro sin afán. Quiero dejar de vivir a la carrera, dejar de acosar a mis hijos, que ellos puedan tomarse su tiempo. Espero que este artículo sirva a otros para reflexionar:

El día en que dejé de decir «date prisa»

Cuando estás viviendo una vida apretada, cada minuto cuenta. Sientes que deberías tachar algo de la lista de cosas pendientes, mirar una pantalla, o salir corriendo hacia el siguiente destino. Y no importa en cuántas partes dividas tu tiempo y atención, no importa cuántas tareas trates de hacer a la vez, nunca hay suficiente tiempo para ponerse al día.

Esa fue mi vida durante dos años frenéticos. Mis pensamientos y acciones estaban controlados por notificaciones electrónicas, melodías para el móvil y agendas repletas. Y aunque cada fibra de mi sargento interior quería llegar a tiempo a todas las actividades de mi programa, yo no.

Verás, hace seis años, fui bendecida con una niña relajada, sin preocupaciones, del tipo de quienes se paran a oler las rosas.

Cuando tenía que estar ya fuera de casa, ella estaba ahí, toda dulzura, tomándose su tiempo para elegir un bolso y una corona con purpurina.

Cuando tenía que estar en algún sitio desde hacía cinco minutos, ella insistía en intentar sentar y ponerle el cinturón de seguridad a su peluche.

Cuando necesitaba pasar rápidamente a comprar un bocadillo en Subway, se paraba a hablar con la señora mayor que se parecía a su abuela.

Cuando tenía 30 minutos para ir a correr, quería que parase la sillita para acariciar a cada perro con el que nos cruzábamos.

Cuando tenía la agenda completa desde las seis de la mañana, me pedía que le dejase cascar y batir los huevos con todo cuidado.

Mi niña despreocupada fue un regalo para mi personalidad de tipo A, orientada al trabajo, pero yo no lo vi. Oh no, cuando tienes una vida apretada, tienes visión de túnel – solo ves el siguiente punto en tu agenda. Y todo lo que no se pueda tachar de la lista es una pérdida de tiempo.Cada vez que mi hija me desviaba de mi horario, me decía a mí misma: «No tenemos tiempo para esto». Así que las dos palabras que más usaba con mi pequeña amante de la vida eran: «Date prisa».

Empezaba mis frases con esas dos palabras.

Date prisa, vamos a llegar tarde.

Y las terminaba igual.

Nos lo vamos a perder todo si no te das prisa.

Comenzaba el día así.

Date prisa y cómete el desayuno.

Date prisa y vístete.

Terminaba el día de la misma forma.

Date prisa y lávate los dientes.

Date prisa y métete en la cama.
Y aunque las palabras «date prisa» conseguían poco o nada para aumentar la velocidad de mi hija, las pronunciaba igualmente. Tal vez incluso más que las palabras «te quiero».

La verdad duele, pero la verdad cura… y me acerca a la madre que quiero ser.

Entonces, un día trascendental, las cosas cambiaron. Habíamos recogido a mi hija mayor del cole y estábamos saliendo del coche. Como no iba lo suficientemente deprisa para su gusto, mi hija mayor le dijo a su hermana: «Eres muy lenta». Y cuando se cruzó de brazos y dejó escapar un suspiro exasperado, me vi a mí misma – la visión fue desgarradora.

Yo era una matona que empujaba y presionaba y acosaba a una niña pequeña que sólo quería disfrutar de la vida.

Se me abrieron los ojos, vi con claridad el daño que mi existencia apresurada infligía a mis dos hijas.

Aunque me temblaba la voz, miré a los ojos de mi hija pequeña y le dije: «Siento mucho haberte metido prisa. Me encanta que te tomes tu tiempo, y me gustaría ser más como tú».

Mis dos hijas me miraban igualmente sorprendidas por mi dolorosa admisión, pero la cara de mi hija menor tenía un brillo inconfundible de validación y aceptación.

«Prometo ser más paciente a partir de ahora», dije mientras abrazaba a mi pequeña, que sonreía con la promesa de su madre.

Fue bastante fácil desterrar las palabras «date prisa» de mi vocabulario. Lo que no fue tan fácil era conseguir la paciencia necesaria para esperar a mi lenta hija. Para ayudarnos a las dos, empecé a darle un poco más de tiempo para prepararse si teníamos que ir a alguna parte. Y a veces, incluso así, todavía llegábamos tarde. En esos momentos me tranquilizaba pensar que solo llegaría tarde a los sitios unos pocos años, mientras ella fuese pequeña.

Cuando mi hija y yo íbamos a pasear o a la tienda, le dejaba marcar el ritmo. Y cuando se paraba para admirar algo, intentaba quitarme la agenda de la cabeza para simplemente observar lo que hacía. Vi expresiones en su cara que no había visto nunca antes. Estudié los hoyuelos de sus manos y la forma en que sus ojos se arrugan cuando sonríe. Vi cómo otras personas respondían cuando se paraba para hablar con ellos. Observé cómo descubría bichos interesantes y flores bonitas. Era una observadora, y aprendí rápidamente que los observadores del mundo son regalos raros y hermosos. Ahí fue cuando por fin me di cuenta de que era un regalo para mi alma frenética.

rachel macy stafford 3
Mi promesa de frenar es de hace casi tres años, y al mismo tiempo empezó mi viaje para dejar de lado la distracción diaria y atrapar lo que de verdad importa en la vida. Vivir en un ritmo más lento todavía requiere un esfuerzo extra. Mi hija pequeña es el vivo recuerdo de por qué tengo que seguir intentándolo. De hecho, el otro día, me lo volvió a recordar.

Habíamos salido a dar un paseo en bicicleta durante las vacaciones. Después de comprarle un helado, se sentó en una mesa de picnic para admirar con deleite la torre de hielo que tenía en la mano.

De repente, una mirada de preocupación cruzó su rostro. «¿Tengo que darme prisa, mamá?»

Casi lloro. Tal vez las cicatrices de una vida acelerada no desaparecen por completo, pensé con tristeza.

Mientras mi hija me miraba esperando a saber si podía tomarse su tiempo, supe que tenía una opción. Podía sentarme allí y sufrir pensando en la cantidad de veces que le había metido prisa a mi hija en la vida… o podía celebrar el hecho de que hoy intento hacer algo distinto.

Elegí vivir el hoy.

rachel macy stafford 4
«No tienes que darte prisa. Tómate tu tiempo», le dije tranquilamente. Su rostro se iluminó al instante y se le relajaron los hombros.

Y así estuvimos hablando de las cosas de las que hablan las niñas de seis años que tocan el ukelele. Incluso hubo momentos en que nos sentamos en silencio simplemente sonriendo la una a la otra y admirando las vistas y sonidos que nos rodeaban.

Pensé que mi hija se iba a comer toda la maldita cosa – pero cuando llegó al último pedazo, me pasó la cuchara con lo que quedaba de helado. «He guardado el último bocado para ti, mamá», me dijo con orgullo.

Mientras el manjar saciaba mi sed, me dí cuenta de que había hecho el negocio de mi vida.

Le di a mi hija un poco de tiempo … y, a cambio, ella me dio su último sorbo y me recordó que las cosas son más dulces y el amor llega con más facilidad cuando dejas de correr por la vida.

rachel macy stafford 5
Ya se trate de …

Tomarse un helado

Coger flores

Ponerse el cinturón de seguridad

Batir huevos

Buscar conchas en la playa

Ver mariquitas y otros bichos

Pasear por la calle

No diré: «No tenemos tiempo para esto». Porque básicamente estaría diciendo: «No tenemos tiempo para vivir».

Hacer una pausa para deleitarse con los placeres simples de la vida es la única manera de vivir de verdad.

(Confía en mí, he aprendido de la mejor experta del mundo.)

Cosas de niños y cosas de niñas…

Ser mamá de niños o de niñas es una cosa muy diferente. Es como si uno tuviera dos caminos para tomar cuando sabe el sexo de su hijo y pareciera que los caminos fueran separados y lejos. En nuestra sociedad los «roles» de hombres y mujeres están claramente definidos y desde el embarazo los papás buscan que el género de su hijo se enfatice, de hecho cada vez hay menos ropa neutra y todo está muy definido desde antes de nacer…. Los padres de niños cogemos el camino de los carros, aviones, deportes, naves espaciales, vehículos, robots, monstruos y algunos animales. Todo azul, café, gris y un poco de rojo, verde o amarillo. Los padres de niñas se sumergen en el mundo del rosado y lila, flores, cupcakes, mariposas, hadas, princesas, hello kitty y barbies, y vamos metiendo a los niños en unos estereotipos que empiezan a verse hasta ridículos. Esto se ve en muchos otros aspectos. Cars y aviones o princesas, Lego o Frozen, todo en un extremo opuesto, hasta llegar al punto de ver papás molestos porque a su hijo le regalan una camiseta rosada o porque se saben una canción de una película femenina. En las clases pasa lo mismo: a los niños los meten a deportes: fútbol, karate, hapkido, equitación. A las niñas a ballet, pintura, jazz. Y empezamos a dejarnos influenciar de esa sociedad y esa creencia tan estúpida (perdonenme la palabra pero así es) de que los niños no pueden jugar con muñecas o con una cocinita y que las niñas ni riesgos de jugar fútbol o de querer construir con lego. Y cuando no es así, como lo pinta la sociedad suena y hasta nos parece raro.

Pues resulta que aunque no me parece que sea así, de hecho recuerdo que mi hijo mayor jugaba con sus primas a muñecas y le encantaba, como la mayoría de los papás he caído en esa corriente, en ese camino de las «cosas de los niños», lejano al de «las cosas de las niñas». Hasta la semana pasada que mi hijo pequeño recibió una invitación a unas clases de baile en un instituto de Medellín que yo conocía porque allá iban a clase las niñas (o sea el otro camino). Mi hijo siempre ha sido un gran bailarín (habilidad que no se de donde heredó porque de los papás no fue) y ha disfrutado mucho de esta cualidad, pero nunca pensé en que pudiera meterlo en una clase de baile porque era niño. En el momento en que recibí esa invitación me puse a pensar en lo boba que he sido, en que los hombres también pueden bailar, en que no es una cosa exclusiva de niñas y el que no me crea que se vea High School Musical, son unos papasitos y bailan bacanísimo. Y empecé a pensar en todas las cosas que nuestra sociedad nos limita, las oportunidades que dejamos a un lado, que ni siquiera consideramos porque no están en el camino que tomamos (el rosado o el azul). Me siento feliz porque se que muchas otras personas están pensando igual y quieren también que sus hijas sean felices jugando fútbol, construyendo o haciendo cosas de niños, han empezado a verse cosas en redes, como la de este link: http://www.upsocl.com/cultura-y-entretencion/si-3-pequenas-ninas-hicieran-esto-en-mi-casa-probablemente-cambiaria-radicalmente-su-educacion/#

Que vivan los niños libres, que quieran expresarse como más les guste, si quieren bailar, pintar, jugar fúbol, o vestirse de rosado que lo hagan, dejémos de ponernos tantos prejuicios, mi hijo fue feliz a su clase de baile y ojalá sea un gran bailarín o lo que sea que lo haga feliz, que vivan las niñas que son diferentes, que les gusta más Mulan que las otras princesas, como lo dice esta niña tan linda:

 

Reconocimientos

Ya llevo 100 entradas en este blog que en el lenguaje de los blogs se llaman también posts. La idea inicial fue simplemente contar las cosas que iba sintiendo en este proceso tan delicioso, divertido, reflexivo, y hasta algunas veces frustrante de ser mamá. Cosas que me dan ganas de decirle a la gente pero no me atrevo, cosas que pienso o cosas que no quiero olvidar. Muchas personas los han leído y se han sentido identificadas. He recibido mensajes lindos, de mamás, de gente que conozco y de otras que no. He tratado de empezar a leer y a informarme más en temas de niños, para lo que alcance contarlo por aquí y depronto llegarle a alguien que lea este blog. Todo lo hago por amor a mis hijos y a los hijos de los otros, pensando en lo que tanto hablan de ayudar a construir una futura generación más responsable con ellos mismos, con las demás personas y con el planeta.

Últimamente he recibido algunos reconocimientos, algunas peversatilbloggerawardrsonas me han buscado porque les interesa mi blog y hasta me han recomendado en otros blogs. Esta mañana recibí un mensaje de un bloguero mejicano, es escritor y se llama Javier Trejo que tiene un blog en el cual tiene una sesión llamada Premios en la que puso un premio que se llama «The Versatile Blogger Award». Este premio es otorgado a blogs cuyo contenido es variado y de calidad…. (wow). Aquí está el enlace donde sale esto: http://javtt11.wordpress.com/2014/03/11/6-nuevos-premios-blogger-para-enero11/

Bueno, este reconocimiento me pide que haga algunas cosas:

1. Mostrar el premio en el blog.

2. Anunciar el premio con una entrada y agradece al blogger que lo nominó.

3. Nominar a 15 blogs.

4. Poner un enlace a los blogs nominados y comunicárselo con un comentario.

5. Comentar 7 cosas sobre ti.

Entonces vamos con el 1 y el 2….

Voy a ponerme a mirar cuales blogs nomino pues no quiero hacerlo a la carrera, entonces digamos que queda pendiente el 3, 4 y el 5.

Por ahora ahi les voy contando… Apenas estoy incursionando en el mundo de las comunidades de bloggers, vamos a ver como nos va…. 🙂