Esta es una historia muy divertida que sucedió hace un tiempo. Alguien me recomendó que con los hijos hombres mantuviera en el carro una botella sobretodo cuando estaba en el proceso de quitar el pañal, pues era muy fácil para ellos orinar ahí y podía desbararme en algún lugar en el que el acceso al baño fuera complicado. Y lo hice.
Y sucedió entonces que un día salí sola con los dos niños a hacer una vuelta a una tienda muy grande, con un parqueadero muy grande, uno de 4 y el otro de 2 años que además acababa de dejar el pañal. Y resulta que salimos de la gran tienda, nos montamos en el carro, senté a cada uno en su sillita y me senté en la mía, puse la llave, accioné la llave para arrancar y escuché una vocecita: «Mami, quiero hacer pipí».
Cabe aclarar que cuando un niño que acaba de dejar el pañal pide ir al baño, su tiempo de aguante puede ser aproximadamente entre 30 segundos y un minuto.
Para poder responder a su necesidad, atravesar el gran parqueadero, luego entrar en el gran almacén y llevarlo al baño, tenía que desamarrar a cada niño de su silla, cerrar el carro y salir corriendo con los dos. Calculé que no iba a alcanzar y en ese momento, me acordé de la botella.
Cogí la botella, era de té, estaba vacía obviamente y le dije a mi niño: «Orina aquí». Y mi pequeño me miró y se rió, su hermano se rió y yo me reí. Mucho. Carcajada los 3. Luego mi pequeño orinó en la botella, todos no parábamos de reír, ataque de risa. No tuve que desamarrar a su hermano de la sillita, no tuve que atravezar el gran parqueadero, el gran almacén y llegar a un baño que no se ni donde estaba. La botella tenía tapa, la tapé y boté su contenido luego en el baño de mi casa.
Lo más curioso de esta anecdota es lo que sucedió después. A mis hijos les dió por tener ganas de hacer pipí en el carro cada vez que salíamos, una vez estaba con una amiga y dijeron: «queremos hacer pipí, mami, saca la botella»…. Casi me muero de la pena, que van a pensar, que la mamá les pone a hacer en una botella todo el tiempo, me tocó contar la historia entera….
No habíamos vuelto a usar la botella, pero hace poco veniamos en un viaje en carretera y nos tocó volver a usar el viejo truco pues no se podía parar. Fue más complicado porque les da pena y no lo podíamos mirar (ya llegó el pudor), pero la botella de nuevo, nos desbaró. Yo daría lo que fuera por poder orinar en una botella.
Ja ja ja ja! Muy divertida historia… Es demasiado cierto que, cuando a los niños les causa gracia algo, quieren repetirlo una y otra vez, sin importar lo irracional que parezca.
No sé si estás pensando en tener más hijos… Yo tengo un niño. Pero si tuviera una niña, usaría la misma idea, sólo que con un frasco de boca ancha, ya que tu idea funcionó tan bien. 🙂