Hay un refrán por ahi que dice: Nunca digas de esta agua no beberé… y ahora veo que la gente que se inventa los refranes es tan sabia!!! y creo que el que lo dijo era una mamá con muchos años porque de las cosas que más nos pasa a las mamás es tenernos que tragar enteras nuestras palabras. Muchas veces creemos que somos dueños de la verdad absoluta o dicho de otra manera, que de la forma en que yo lo hago es la única y la mejor manera en que se puede hacer. Esto lleva por añadidura y deducción, que como las otras lo hacen (diferente a mi), no es la mejor manera y comenzamos a decir: «Yo nunca voy a darle a mi hijo….., Yo nunca voy a dejar que mi hijo haga…» así como todas llenas de propiedad y con tanta seguridad, que si pudieramos dejarlo por escrito en una notaría lo haríamos. Afortunadamente no fui a la notaría y muchas veces ni lo dije muy abiertamente (para evitarme la humillación al luego haber cambiado mis enfáticas afirmaciones). Tal vez lo pensé, juzgando a otras mamás o papás, haciendo cosas que para mi eran horribles y que yo nunca jamás de los jamases lo permitiría para mis hijos, y como lección, terminé dejando que sucediera o haciéndolo.
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El arte de esperar
Dicen que uno no valora a la mamá hasta que tiene hijos y realmente es muy cierto y una de las cosas más dificiles que he sentido en mi maternidad es la gran cantidad de tiempo que damos a nuestros hijos, una cosa que si se pagara no habría con qué. Al comienzo se vuelve hasta pesado, sobre todo cuando estábamos acostumbradas a tener el tiempo para nosotros y a ser productivas. Ahora todo se maneja a otro ritmo.
Las mamás desarrollamos la paciencia cada día y una de las principales prácticas para esto es la de esperar. Escribo este post mientras espero a mi hijo en una práctica deportiva que dura hora y media, pero para que el pueda hacer su clase yo invierto aproximadamente 4 horas de mi tiempo, esto 2 veces por semana. Se que lo que yo invierto puede ser poco comparado con otras mamás que tienen más hijos o más compromisos y con todo el amor del mundo regalan su tiempo para que sus hijos puedan practicar sus actividades. Verlos hacerlo nos hace felices.
Veo muchas mamás y papás todo el tiempo en graderías viendo clases, partidos, competencias, haciendo barra o haciendo fuerza, aguantando frío o calor, incomodidad, cansados, todo eso y mucho más. Ahí vuelvo y compruebo que uno no valora a los papás hasta que lo vive, porque ser mamá y papá es dar, con el amor más grande y sin esperar nada a cambio, solo la satisfacción produnda de verlos caminar hacia sus sueños.
¿Porqué será que los vemos tan divinos?
Una de las cosas que más me ha sorprendido y me sorprende cada día de ser mamá, es la capacidad que tenemos para ver a nuestros hijos hermosos. Es como si a uno le anularan un área del cerebro donde ve todo de manera objetiva, con los hijos se bloquea esa zona y todo el amor que les tenemos mete un filtro que hace que siempre los veamos lindos.
Recuerdo cuando llevaba a mis hijos a clases más pequeños y me quedaba sentada observándolos. Yo los miraba y luego miraba a los demás niños del salón y siempre me parecía que el hijo mío era el más lindo de todos (en serio). Luego veía a las demás mamás igual de derretidas que yo (porque es que si uno los ve lindos siempre, cuando están pequeños los ve más), y pensaba: Ellas también deben creer que el de ellas es el más hermoso. Un día no me aguanté y les dije a esas 5 o 6 mamás: «Cierto que ustedes creen que el de ustedes es el más lindo de todos?», y adivinen que me dijeron: «Siiiii» (Yo lo sospechaba desde un principio).
He oído muchas historias de que las mamás sufrimos cambios definitivos en el cerebro, en muchos aspectos, como por ejemplo la memoria, que de ella escribí en mi post anterior, uno de esos cambios mágicos es verlos siempre hermosos. Es increíble el poder del amor. Mi hijo Emilio tiene dos dientes gigantes, parece una ardilla de las de Chip y Dale, y eso que ya ha mejorado un poco, pero es su momento más ardillezco yo lo veía divino con esos dientotes, y así cada uno con sus características, peludo, orejón, flaco, gordo, lo que sea, no importa, los veo siempre hermosos. Cuando se ponen bravos, cuando lloran, cuando hacen cara de fo, hasta cuando están groseros, siempre los veo y me derrito.
No a todas les pasa, tengo una amiga que reconoce que sus hijos no han sido lindos siempre y seguramente habrá muchas que tienen el cerebro menos afectado que yo, pero conozco muchas otras que sin pena, en cualquier sitio público le dicen a uno: No son divinos? (refiriendose a sus hijos), yo la verdad no los veo tan bonitos (como los mios), pero esa mamá si. Si ven, es como un daño cerebral.
Los hijos crecen y dejan de ser tan tiernos y gorditos como eran antes, se estiran, les salen dientes grandes, luego les empieza a crecer todo y por lo menos hasta ahora yo los sigo viendo divinos. No se si el daño me quedó en el cerebro o de verdad es que son tan lindos, lo único que tengo seguro es que me siento feliz y agradecida de tener unos niños tan preciosos, si son lindos o feos no me importa, yo los veo divinos y creo que los seguiré viendo así, de todos modos para corroborar le preguntaré a mi esposo, o a mi mamá…. Jaaaaa!!!
Donde dejé la memoria…?
Cuando yo era chiquita era súper inteligente, me iba súper bien en el colegio, mi materia preferida era matemáticas, me encantaba todo lo que tuviera que ver con ejercitar mi mente. En la U mis amigos me gozaban por nerd y yo lo aceptaba con orgullo, siempre he sido y me ha encantado ser nerd, he estado en muchas actividades, me ha encantado aprender y tenía una memoria prodogiosa…. Tenía?. Sí, tenía. De eso si me acuerdo…
Cuando quedé en embarazo, empezó la torpeza y los olvidos. Bueno, la torpeza ya la tenía de antes, pero la mala memoria no. He escuchado y leído muchas teorías, que el cerebro se inflama, que las hormonas, que el cansancio, lo emocional, y en realidad no se que es lo que hace que tu estructura mental cambie y que quede distinta a lo que era antes. Y ahora, 6 años después de haber dejado de estar embarazada, siento que mi memoria de antes no va a regresar.
La falta de memoria ha hecho que tome algunas medidas en mi vida, como estas: Seguir leyendo
Nuestra primera mascota
Me encantan los animales, son divinos, pero nunca he sido la más fanática de una mascota en casa. Me parece que requieren un cuidado especial, una inversión extra y trabajo adicional, por lo que así como las mujeres que no quieren tener hijos, no me ha llamado la atención una mascota para mi casa, por lo menos mientras viva en un apartamento con un espacio limitado. Se que el amor que se siente por las mascotas es increíble y lo veo en todas las personas cercanas que tienen perros o gatos, se que se quieren como hijos y se que despiertan una ternura increíble. Pero por ahora opté por tener y cuidar niños y no animales.
Pero mis hijos no piensan igual. Sobre todo mi hijo menor ama los animales, es un niño muy sensible y siempre ha vivido antojado de un perro. Yo le dije que el día que no vivamos en apartamento podrá tenerlo, pero después de la caída de su primer diente nos puso el ultimatum: «Con la plata del Ratón Pérez me quiero comprar, un perro, un gato o un hamster». (No crean que el Ratón Pérez es Rockefeller, lo que pasa es que Pedro todavía no tiene mucho entendimiento en el tema de proporciones con el dinero)… Seguir leyendo
10 Tips para organizarse para las vacaciones de los hijos
Ya estoy a pocos días del momento menos esperado del año, el inicio de las vacaciones largas. Mis hijos tienen 5 y 7 años y son muchas semanas en las que estarán conmigo. Son unos niños muy activos y necesitan el aire libre, cansarse y divertirse. Quiero que las vacaciones sean ricas para ellos y tranquilas para mi. En todas las reuniones en las que hay mamás, es el tema que todas preguntamos: «Qué vas a hacer con tus hijos en vacaciones?» , todas tenemos muchas alternativas y ya muchas hemos elegido entre varias opciones que hacer.
Para las vacaciones esto es lo que yo tendré cuenta para que salgan lo mejor posible: Seguir leyendo

