Brindo por tí y por mí!

Afortunada o desafortunadamente con esta condición de madres, que a veces nos toma por sorpresa (así estemos planeando el embarazo por mucho tiempo), somos humanas. Esto significa que la mayoría del tiempo hacemos nuestro mejor esfuerzo por ser la mejor madre, por recargarnos infinitamente de paciencia, por cantar como Barney todo el día, por reirnos cuando el muchachito hizo el reguero en el piso, por respirar profundo cerrar los ojos, contar hasta 10 y hablar con una voz dulce como Blancanieves. Pero esa cualidad de humanidad trae consigo la condición especial que hace que en algunos (o muchos) momentos estemos cansadas, que hayamos dormido mal porque el hijo tuvo fiebre, que estemos estresadas por un proyecto, que estemos enregladas, que no nos provoque hacer recreación ni cantar, que no nos aguantemos el rebote de la pelota por la casa y que queramos dormir toda la tarde sin poder o sin importarnos que el niño tiene los ojos cuadrados de ver televisión. A veces pienso que Dios es muy arriesgado dandole niños a mamás que no sabemos ni pio de maternidad, que no hicimos curso ni tenemos diploma y que todos los días se presenta una nueva situación que muchas veces no sabemos manejar y en un gran pocentaje de ellas hacemos lo que no se debe. O sea, puro improvise.

Hoy tuve uno de esos días que amanecí con poca paciencia, que me dieron ganas de llorar un par de veces (suelo llorar cuando duermo mal), y otro par de veces ganas de ahorcar a los niños, que tuve que respirar y contar hasta mil y que felizmente logré superar el día sin traumatizar a mis hijos. Por eso me tomo una copa de vino y brindo por mí y por todas las mamás que no somos perfectas, que a veces queremos un ratico de soledad y que a pesar de haber tenido que respirar mil veces y contar muchas veces logramos terminar el día, mirando a esos angelitos en sus camas, y a pesar de la impaciencia y las ganas de un rato a solas, nos morimos de amor y no cambiaríamos esto por nada. Salud!!!

salud

Deja un comentario