Los YO NUNCA de la maternidad

Todas las mamás tuvimos en un momento en el pasado, en el que veíamos mamás y niños y pensábamos: «el mío nunca hará esto» o «yo no lo dejaré hacer tal otra cosa»… Luego tenemos nuestros hijos y nos damos cuenta de que fue mejor no haber dicho nada porque esos YO NUNCA de la maternidad, terminan devolviendose y dándonos en la cara…

Ser mamá es un deporte extremo. Nos lleva a los extremos de todo. La más grande felicidad junto con los más grandes miedos, el mayor orgullo y también las más grandes vergüenzas, todo esto nos confronta con un mundo de cosas que pensábamos o decíamos, y desde el aspecto más profundo hasta el más superficial, pasamos por todas. O sea, nos volvemos como un trapo de la vida, que hace con nosotros lo que quiere.

Todo esto lo he logrado mirar con humor, porque así tengamos momentos duros o nos toque confrontar cosas que no esperábamos, al fin y al cabo esto nos hace crecer como personas y eso es lo que vale. Entonces, riámonos de lo maluco y lo difícil y vivámoslo porque no somos la única. Todas estamos pasando por este carrusel.

Me resulta particularmente curioso algo por lo que pasamos todas las madres. Y como antes de tener hijos solíamos juzgar mucho más (luego eso se nos va quitando), casi todas nos encontramos con situaciones de OTRAS madres con OTROS hijos, que por lo general hacen algo que nos parece horrible: el niño que hace pataleta en el centro comercial y la mamá lo deja ahí tirado, la otra que lo soborna con un helado para que deje de llorar, la mamá que lo regaña o lo coge fuerte del brazo en una tienda, la que dejó al niño solo en el carro mientras se bajaba un momento a comprar algo. Cada vez que nuestra yo de antes veía estas cosas, pensaba: yo nunca haré eso con mis hijos, es más, cuando sea mamá, mis hijos nunca van a … Y en realidad lo decimos o lo pensamos convencidas, lo juro!. Convencidas y seguras de que los de ellas si, pero el mío no. Y tan convencidas estamos que hasta lo repetimos en voz alta y en frente de otros.

Pero llega el dulce momento de la maternidad. Resulta que el hijo de uno no es un angelito bajado del cielo como nos imaginábamos, sino que es nada más y nada menos que un niño normal.

O sea, como los de esas otras señoras que nos parecían tan malas madres. Y nos empiezan a pasar las mismas cosas, y lo peor, lo peor, es que empezamos a actuar como esas señoras horribles que antes mirábamos sin pestañear: “mi amor, coge mi celular y juega mientras yo hago esto”, “hijito, ven te compro un heladito para que no llores más”.

Así y todo, sabiendo que posiblemente nos tragaremos nuestras palabras, en la maternidad hay muchos YO NUNCA, que podría casi asegurar que todas en algún momento lo pensamos o lo dijimos. Los más comunes son:

  • YO NUNCA le voy a prestar el celular a mi hijo en un restaurante para que se calme (y terminamos viendo que muchas veces es la mejor opción para estar tranquilos nosotros o para que no destruyan el lugar)
  • YO NUNCA le voy a prestar el celular o la tableta para que abra la boca y coma (y como un acto de desesperación le ponemos todos los videos posibles de Youtube para que al menos nos reciba dos cucharadas de sopita)
  • YO NUNCA voy a amamantar en público, que pena esa señora sacando la teta (luego nos damos cuenta que es más importante tener a tu hijo comiendo, que no llore de hambre y la teta ya te la han visto mucho… además todas son iguales…)
  • YO NUNCA les compraré comida chatarra (siempre caemos, quién cocina un sábado o domingo cada ocho días?, que es más rápido, fácil y que a ellos les guste que una pizza o hamburguesa?)
  • YO NUNCA les voy a comprar armas de juguete (esta es una de las que más dije y terminé cayendo!!)
  • YO NUNCA le compraré o le dejaré usar maquillaje a mi niña (llega un momento en el que ellas lo piden!! No estoy hablando de los 14 sino de los 4 años)
  • YO NUNCA les voy a poner reguetón (me parecía fatal, pero terminan pidiendo la última de Maluma y J Balvin y lo peor es que uno se las aprende!)
  • YO NUNCA voy a dejar que me contesten feo delante de la gente (también llega el momento en que te dicen así sea una bobada y uno no sabe si darles una pela o hacerse la loca, con todas las opciones quedas mal)
  • YO NUNCA les voy a dejar ver TV por más de media hora (la dicha de una casa en silencio hace que esta promesa sea la que más rápido se olvida)
  • YO NUNCA les voy a gritar (esta es una intención muy bonita pero todas somos humanas y estos chiquitos fácilmente nos hacen perder la paciencia, no es lo ideal, pero pasa y luego nos sentimos como un cxxx)
  • YO NUNCA les daré Coca Cola (créanme que se puede evitar darles gaseosas, pero nunca nunca tampoco)
  • YO NUNCA los voy a dejar salir mal vestidos, sucios o que no les combine (llegas a un punto en que ya no importa).
  • YO NUNCA voy a perder la firmeza (somos mamás y nuestro corazón se derrite con facilidad, así que sucede también que “negociamos” castigos o consecuencias, dejamos que duerman en nuestra cama y cedemos fácilmente cosas que pensábamos que no haríamos porque nos puede el amor y ellos con sus ojitos hacen que perdamos todo lo estrictas que quisiéramos ser)

Después de todos estos YO NUNCA, solo me queda por concluir: es mejor quedarse calladita, no juzguemos a nadie y no digamos yo nunca. Todavía me faltan los YO NUNCA de la adolescencia, “Yo nunca les voy a dar trago”, “Yo nunca los voy a dejar llegar más tarde de las 2…”. Yo pienso que es mejor llegar a cada etapa y vivirla y decidir de acuerdo a lo que esta pasando en ese momento. Juzgar a otras mamás lo único que hace es hacerte quedar como un zapato.

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